El pasado 2020 fue un año marcado por la pandemia y por el confinamiento, un hecho que en el plano gastronómico hizo que nuestra relación con la comida cambiara, tanto en el plano privado, con una mayor dedicación a la cocina en el hogar, como en su aspecto externo, ya que muchos restaurantes se vieron obligados a reinventarse y modificar sus propuestas culinarias.
El sector turístico y hostelero sigue siendo uno de los peores pagados, con un 12,68 % por debajo del salario medio nacional. Pero, a pesar de la tremenda caída sufrida el pasado año 2020 a causa de la pandemia, se aprecia una ligera subida de su media salarial de casi un 7,4 % en comparación con el 2019 y una reducción de la brecha salarial entre áreas de trabajo.
Sopas de ajo, patatas volteás, cocido, pote, olla, gofio, revuelto de rebollones, migas con vino… Son algunos de los platos típicos de invierno, cada uno con su personalidad única, que ofrecen los municipios que forman parte de la Asociación Los Pueblos más Bonitos de España, que a su atractivo de belleza de sus calles y entornos unen también el de su gastronomía.
“Rural ya no es sinónimo de agricultura: la España vaciada se está reinventando y puede jugar un papel clave en la reconstrucción del empleo post-COVID. Pero necesita una apuesta decidida por la digitalización de los empleos, ya sean por cuenta propia o cuenta ajena, una inversión en servicios públicos —carreteras, colegios, etc. — para transformar la España vaciada en la España de la reconstrucción”.
Las razas autóctonas aportan un valor añadido al medio rural y a las producciones ganaderas fomentando la protección del medio ambiente de manera sostenible y manteniendo la biodiversidad gracias al cuidado de la cría de la mano de los ganaderos, que trabajan para conservar razas puras, fomentando el patrimonio genético español.
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