Hay veces que el tradicional roscón de reyes, imprescindible en muchos hogares españoles por estas fechas y comprado, por lo tanto, a última hora y con prisas, no pasa de ser más que un bollo esponjoso y sutilmente aromatizado que sabe a pan de molde, en lugar de tratarse, como debería ser, de una exquisita pieza de repostería.
Sin embargo, aprender a diferenciar un buen roscón artesano de otro industrial es sencillo. En este sentido, el panadero artesano Moncho López, que lleva años preparando un riquísimo roscón de Reyes para Levadura Madre Organic Bakery, ha querido ofrecer una serie de claves y consejos para ayudarnos a elegir la mejor pieza.
Así debería ser un roscón de reyes artesano
Peso. “Los roscones industriales están muy cargados de levadura, de gasificantes y muy hinchados, son roscones que pesan poco y tienen mucho volumen”, asegura Moncho, añadiendo que “si el cliente no se fija, a simple vista y a igualdad de volumen, podrían parecer iguales a los artesanos, sin embargo estos últimos pesarán aproximadamente el doble que los industriales”.
Durabilidad. Un roscón artesano tiene una duración corta, de un día o dos aproximadamente, en cambio el industrial —que está lleno de conservantes, colorantes y estabilizantes— aguanta mucho más. “Para que nos hagamos una idea de lo que digo, basta con saber que hay grandes proveedores de roscón industrial que fabrican las piezas durante el mes de agosto”.
Bolsa de plástico. “Para conservar el roscón desde agosto hasta Navidad, lo meten dentro de una bolsa de plástico. Los roscones que van en bolsa de plástico muy posiblemente no han sido elaborados esa noche, sino que han sido congelados, casi con toda seguridad, durante meses”.
Uniformidad. Como en casi todos los productos, “cuando ves una partida de roscones y observas que son todos perfectamente iguales, simétricos, es un síntoma claro de que la elaboración está mecanizada, mientras que las formas diferentes —uno más alargado, otro más redondo o más gordito en el extremo—son indicios de que han sido formados y boleados a mano”.
Nata. Este es un mundo aparte. “Nosotros, en levadura madre, lo hacemos con una nata del 38% de materia grasa montada con 150 gr de azúcar glass por kilo; luego lo colocamos en el roscón frío para que no se baje la nata y punto, no le añadimos nada más. Y eso deberían ser todas las natas del mundo”.
Pobres en frutas. “Lo más caro del roscón industrial son los ingredientes, mientras lo que encarece el producto artesano es la mano de obra, por ello los artesanos no escatimamos en producto y por eso son piezas que suelen tener más fruta, más azúcar, más almendra… porque lo que realmente cuesta son las horas de la persona que está trabajando el roscón”.
Conservantes. “Si el roscón viene en una bolsa de plástico y en una caja preciosa, pero cuando miramos los ingredientes vemos que hay conservantes, estabilizantes y que tiene una duración larga, desconfiemos, seguro que es un producto industrial”.
