A lo largo de cuatro viernes consecutivos y hasta el próximo 8 de marzo, Toledo celebra las I Jornadas de Puertas Abiertas al Patrimonio Enológico Hércules y el Vino una iniciativa puesta en marcha con el objetivo de aunar el conocimiento de piezas patrimoniales con la difusión y degustación de vinos elaborados en la provincia. […]
A lo largo de cuatro viernes consecutivos y hasta el próximo 8 de marzo, Toledo celebra las I Jornadas de Puertas Abiertas al Patrimonio Enológico Hércules y el Vino una iniciativa puesta en marcha con el objetivo de aunar el conocimiento de piezas patrimoniales con la difusión y degustación de vinos elaborados en la provincia.
Las jornadas, organizadas por el Consorcio de la Ciudad de Toledo, se desarrollan en las recientemente rehabilitadas Cuevas de Hércules, unos espacios subterráneos abovedados de época romana situados en el callejón de San Ginés bajo un inmueble que ocupa el solar de la que fue iglesia de San Ginés hasta 1841 y que fueron declarados Bien de Interés Cultural en 2008.
Durante los cuatro fines de semana en que se celebra esta iniciativa, se llevarán a cabo charlas culturales sobre la figura del mítico Hércules, tras las cuales se realizarán catas de degustación de los vinos pertenecientes a varias bodegas toledanas. De este modo se compagina arte y vino, patrimonio histórico y patrimonio enológico.
Desde el año 2004 está desarrollando actividades relacionadas con la difusión del patrimonio desconocido de Toledo, con rutas que incluyen más de 15 inmuebles de alto valor cultural pero que en muchas ocasiones llevaban años ocultos y que gracias a la labor de rehabilitación ahora están a disposición del público. Cada año, desde el 2004, se han celebrado jornadas de puertas abiertas para dar a conocer los inmuebles rehabilitados.
Acerca de las Cuevas de Hércules
El solar que alberga las llamadas Cuevas de Hércules presenta una rica historia arquitectónica, ya que ha sido ocupado por distintos edificios a lo largo de la historia: en época romana se había construido aquí un depósito de agua para el abastecimiento de la ciudad, que formaba parte de la red hidráulica romana de Toletum. Posteriormente, ya en época visigoda, parece que sobre el depósito de agua se levantó un templo cristiano. Después una mezquita. Más tarde, probablemente en el siglo XII, un nuevo templo se construyó en el mismo lugar, dedicado a San Ginés, sede de la parroquia homónima.
Unos espacios que han dado lugar a múltiples leyendas, recogidas ya en textos medievales. Según estos, las cuevas serían oquedales naturales, a las que Hércules, fundador de la ciudad, habría dado una estructura arquitectónica para instalar allí sus palacios, donde se practicaban artes mágicas y nigromancia.
Otras leyendas las relacionan con la desaparición del reino visigodo a manos de los árabes, pues habría sido el mismo Hércules quien, con sus dotes adivinatorias, dejó en un cofre cerrado la profecía de la destrucción del reino visigodo, dejando explicito que cada rey pusiera un candado más.
Pero fue la curiosidad o codicia del rey Don Rodrigo quien abrió el cofre y puso en marcha la maldición de la profecía, perdiendo su reino en manos del Islam y quedando destruido el palacio por fuerzas sobrenaturales, del que sólo quedaron las cuevas. La asociación de los sótanos de San Ginés con las legendarias Cuevas de Hércules se produce en el siglo XVI y la primera exploración (en parte fallida) se debe al cardenal Siliceo.
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