La Asociación Española de Criadores de la Cabra Malagueña (AECCM) podrá usar el logotipo ‘Raza Autóctona Malagueña’ tras su autorización el pasado viernes por parte del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

La raza caprina Malagueña es una raza autóctona de fomento y se caracteriza por su buena adaptación a los distintos sistemas de explotación, su elevada producción lechera y su alta rusticidad. Esta raza juega un particular papel medioambiental pues, en su gran mayoría, y a pesar del nivel de intensificación al que está sometida la ganadería española, estas cabras se crían en su mayoría en régimen semiextensivo, con lo cual, el pastoreo ejerce un gran papel en el mantenimiento de los espacios naturales.

También posee un papel sociocultural basado en el mantenimiento de la gastronomía popular ligada a los productos de la raza, entre los que destaca el queso de cabra de Málaga y el chivo lechal, que cuenta con una Marca de Garantía propia, ‘Chivo Lechal Malagueño’. Su carne se caracteriza por la terneza, jugosidad y su suave y característico sabor. Además es la primera carne caprina española asociada a una marca de calidad.

Desde tiempos prehistóricos

El censo total de cabras malagueñas es aproximadamente de 300.000 cabezas, si bien es difícil precisarlo pues existen animales no censados distribuidos por todo el país. Su mayor concentración se encuentra en el sur de la península ibérica, y especialmente en la provincia de Málaga, donde cuenta con un censo aproximado de 200.000 animales. También se encuentra en Sevilla, Córdoba, Cádiz, Huelva, así como en el resto de las provincias andaluzas y en Extremadura, Castilla León, Castilla la Mancha y Portugal.

Las características más importantes de esta raza son su buena adaptación a los distintos sistemas de explotación y su elevada producción lechera, compaginada con su alta rusticidad.

La raza Malagueña, vinculada a la historia y prehistoria de la zona y representada en formas de expresión artística, como artes figurativas, poesía y prosa se puede considerar como el producto de la unión de dos tipos ancestrales: la cabra pirenaica y el tronco africano, representado por la cabra de Maltesa.