Aponiente (El Puerto de Santa María, Cádiz, dos estrellas Michelin), del chef Ángel León, ha recibido el Premio Louis Roederer – Verema al restaurante con mejor tratamiento del vino en España en 2015.
El galardón ha sido otorgado al establecimiento gaditano del popular chef que ostenta dos estrellas Michelin y tres Soles Repsol durante la celebración del Encuentro Verema celebrado en el Hotel Balneario Las Arenas de Valencia y reconoce a Aponiente como el restaurante español con mejor tratamiento del vino durante 2015.
Ángel León, prestigioso cocinero español y jefe de cocina del restaurante Aponiente, ubicado en El Puerto de Santa María (Cádiz), está reconocido con dos estrellas Michelin y tres Soles Repsol. Además de recibir la Medalla de Andalucía en 2014 y el Premio Nacional de Gastronomía en 2012 al Mejor jefe de cocina, entre otros reconocimientos, León participó como jurado en la primera edición del concurso televisivo Top Chef en el año 2013.
Jordi Monroig, Brand Ambassador de Louis Roederer, ha sido el encargado de entregar el Premio Louis Roederer, que incluía una botella del mítico Champagne Louis Roederer Cristal Brut Magnum 2007. Aponiente recibe el galardón relevando al restaurante El Bohio de Pepe Rodríguez, ganador de la pasada edición.
Molino de mareas
Aponiente ha trasladado recientemente su ubicación a un antiguo molino de mareas que data del siglo XVII, en el que se molía el grano de trigo para hacer harina, utilizando la energía de la marea para el movimiento de la piedra para lograr el muele.
El arquitecto Basilio Iglesias, junto al artista Javier Ayarza, realizaron el proyecto del nuevo Aponiente. Cada trozo de este molino está diseñado con el alma del micro mundo marino que impregna toda la obra de Ángel León y su equipo: las lámparas, hechas con sílice, son algas diatomeas, las paredes están dominadas por los escaramujos, los pomos de cada puerta son erizos de mar, paredes de escamas, medusas, caballitos de mar, peces abisales y mar, mucho mar.
La sala del restaurante está presidida por plumas de calamares que cuelgan en cada lámpara, sillas con forma de colas de albur, todo encerrado en cuatro paredes de roca ostionera originales del siglo XVII. Desde la sala baja un puente levadizo que conecta con la marisma, donde figura un cráneo de una tortuga marina, que será el próximo sueño de este equipo, salinas, huertos marinos, navazos…
Finalmente, el restaurante cuenta con un sistema de luces de más de 560 canales donde la intensidad y el color van cambiando según los platos.