La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que a nivel mundial se pierde, o desperdicia, un tercio de la producción total de alimentos. En Europa se estima que las pérdidas y desperdicio de alimentos alcanzan aproximadamente los 89 millones de toneladas de alimentos al año, lo que supone 179 kilos por habitante.
España es el séptimo país que más comida desperdicia, con 7,7 millones de toneladas, tras Reino Unido (14,4 millones de toneladas), Alemania (10,4 millones de toneladas), Holanda (9,5 millones de toneladas) Francia (9,1 millones de toneladas), Polonia (9,0 millones de toneladas) y ocupando el primer puesto del ranking Italia, con 8,8 millones de toneladas.
Según el estudio Preparatory Study on food waste across EU 27 (Estudio previo sobre desperdicio de alimentos en la UE 27), realizado por BIO Intelligence Service, para la Comisión Europea en un 42% de los hogares, del cual el 60% sería evitable. En este sentido, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente español propone este práctico decálogo para reducir el desperdicio de alimentos en los hogares:
Planifica tu menú semanal y evita la improvisación. Antes de planificar la compra, comprueba los alimentos disponibles en la despensa y el frigorífico, y el estado de los alimentos que tienes en casa, sobre todo los productos frescos o con fecha de caducidad. Planifica los menús diarios o semanales teniendo en cuenta el número de personas que van a comer.
Compra de forma responsable. Llévate una lista y adquiere sólo lo que necesites. A la hora de comprar no olvides confeccionar una lista organizada, así adquirirás sólo lo que necesitas y no gastarás de más. Elige productos preferiblemente de temporada, recuerda que toda la comida que compres y luego no consumas, acaba afectando a tu economía doméstica. Si desperdicias comida, desperdicias dinero.
Almacena los alimentos correctamente y organiza tu nevera. Para consumir los alimentos en perfectas condiciones, es importante conocer qué alimentos se deterioran antes y cómo almacenarlos y conservarlos correctamente. Sigue las indicaciones de la etiqueta. Además es importante:
- Mantener limpias y secas todas las áreas de almacenamiento.
- Rotar los alimentos de tal manera que los más antiguos sean usados primero. Pon delante los que ya estaban y atrás los recién comprados.
- Si se trasvasa el alimento a otro envase, rotular adecuadamente el recipiente con el contenido y la fecha.
- Revisa a diario las áreas de almacenamiento: los alimentos perecederos, guárdalos en los estantes inferiores de la nevera, debajo de alimentos cocinados o listos para el consumo. No sobrecargues la nevera y comprueba a menudo que la temperatura se mantenga entre 0 ºC y 5 ºC. para reducir el desperdicio de alimentos
Lee bien las etiquetas y diferencia la fecha de caducidad de la fecha de consumo preferente. Para evitar tirar alimentos, lo primero es conocer las etiquetas del envase y entender bien su significado:
- Fecha de caducidad. Se utiliza para alimentos perecederos y con riesgo microbiológico, como carnes y pescados crudos o platos precocinados. Su significado indica que, a partir de esa fecha, el alimento puede ser peligroso para la salud.
- Fecha de consumo preferente. Se utiliza en alimentos como galletas, bollos, aperitivos salados, pastas secas, etc. Se refiere a que, a partir de esa fecha, se pueden observar cambios en su sabor y textura, pero su consumo no es perjudicial para la salud.
Respeta la cadena de frío. Los alimentos descongelados se deben consumir en menos de 24 horas, ya que son más susceptibles de ser alterados y no se pueden volver a congelar, excepto si se trata de alimentos crudos descongelados, una vez cocinados. Para descongelar de manera correcta:
- En la nevera: manteniendo el alimento en su propio envase.
- En el microondas: colocando los alimentos crudos en una fuente con rejilla, para evitar que se mezclen los jugos. En el caso de los ya cocinados, metiéndolos en un recipiente destapado.
- Directamente a la sartén o cacerola: las verduras y hortalizas se pueden cocinar directamente sin necesidad de descongelarlas previamente.
No comas por los ojos. Pide sólo lo que te vayas a comer. Cuando salgas a comer fuera, pide sólo lo que creas que te vas a acabar. Si te quedas con hambre, siempre puedes pedir más. Pregunta al camarero la cantidad de las raciones para que te guíe a la hora de elegir tu menú.
Cada ración, el tamaño adecuado. La mejor manera de evitar que sobre comida es cocinar las raciones que se van a consumir. Evita cocinar de más, y a la hora de comer, sírvete raciones pequeñas. Es mejor repetir si tienes mucho apetito que dejar la comida en el plato y que acabe en la basura. Y no olvides que a la hora de congelar es más práctico hacerlo por raciones.
Aprovecha los alimentos sobrantes y reutiliza con creatividad. Si a pesar de ajustar tus raciones te ha sobrado comida, puedes congelarla o reutilizarla para otro menú. Si la congelas, hazlo de inmediato. Si comes fuera de casa, una buena opción es llevarte la comida en un envase reutilizable. Otros alimentos pueden acabar en la basura, a pesar de ser perfectamente comestibles. ¡No los tires! Con la fruta demasiado madura puedes preparar batidos o tartas, con las verduras un poco mustias, cremas o sopas, y los restos de muchas comidas sirven para la base de croquetas, que luego pueden congelarse.
En el restaurante, no dudes en pedir las sobras para llevar. Si sales a comer a un restaurante existen alternativas para ajustar las raciones a nuestro apetito, y evitar tirar comida: pide consejo al restaurador, en ocasiones disponen de medio menú o medias raciones, minipostres, y para los niños, ¡menús infantiles hechos a su medida! Y si a pesar de todo te queda comida en el plato, ¡no dudes en pedir que te lo pongan para llevar!
Congela los alimentos para conservarlos mejor. Al congelar se alarga el periodo de conservación de los alimentos, manteniendo sus propiedades nutritivas. Para tirar la menor comida posible, no olvides congelar por raciones, utiliza recipientes herméticos, cerrándolos con la menor cantidad posible de aire. Etiqueta tus envases con la fecha de entrada en el congelador, su contenido y número de raciones. Las verduras crudas deben hervirse unos minutos antes de congelarse, el pescado debe estar limpio, seco y sin escamas ni cabeza. ¡No introduzcas alimentos calientes, déjalos enfriar antes!
