Son sencillos alimentos, ingredientes que se utilizan en el día a día y a los que la diseñadora e ilustradora estadounidense Danielle Evans ha sabido encontrar una segunda utilización, simplemente estética, como base para la creación de unas originales y bellas caligrafías.
Son sencillos alimentos, ingredientes que se utilizan en el día a día y a los que la diseñadora e ilustradora estadounidense Danielle Evans ha sabido encontrar una segunda utilización, simplemente estética, como base para la creación de unas originales y bellas caligrafías.
Danielle Evans es una nativa urbana nacida en Columbus (Ohio, Estados Unidos). Disfruta caminando por todas partes, publicando fotos de comida en Instagram, y siendo ‘the cool aunt’ (la tía guay), según reconoce ella misma.
Pero lo que más le gusta y con lo que mejor consigue arranca sus fibras más sensibles es con las letras y la tipografía, que realiza con pinceles, papel cortado y diversos materiales, dándoles siempre un toque tridimensional. Ejerce como directora de arte y estilista de comida, y además colabora con ‘clientes agradables y peculiares’ para lograr trabajos auténticos, evocadores y accesibles en campañas en medios sociales, editoriales y de tipo publicitario.
Danielle Evans ha trabajado con grandes compañías, organizaciones sin fines de lucro, y sobre todo con nuevas empresas que han puesto en sus manos la imagen corporativa o la de sus productos. Pero en esta ocasión la diseñadora ha optado por realizar un libre ejercicio gráfico creando caligrafías a partir de aquello que todos tenemos más cerca: especias, té verde, harina y café… en su estado más puro.
