El bienestar animal no sólo forma parte de una política de responsabilidad social, sino que también tiene un impacto positivo en la calidad del producto alimentario. Una de las premisas bajo las cuales la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR) acaba de conceder el primer certificado de Bienestar Animal en explotaciones ganaderas a Leche ATO, cuya producción se lleva a cabo en seis granjas en Cataluña.

Este certificado acredita que las organizaciones alimentarias cumplen con los requisitos del modelo AENOR de Bienestar Animal, desarrollado junto al IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias) de la Generalitat de Catalunya y está basado en el referencial europeoWelfare Quality, dirigido a armonizar la preocupación social y las demandas del mercado para desarrollar sistemas fiables de seguimiento en granjas, de información sobre productos y de mejora del bienestar animal.

El modelo de certificación de Bienestar Animal de AENOR es pionero, ya que, además de evaluar las instalaciones, tiene en cuenta diferentes parámetros de comportamiento de los animales, basados en cuatro principios: alimentación, alojamiento, estado sanitario y comportamiento del animal.

Para obtener el certificado, las granjas deben cumplir con 12 requisitos que acreditan el bienestar del ganado vacuno:

  • Confort en la zona de descanso
  • Confort térmico
  • Facilidad de movimiento
  • Ausencia de lesiones
  • Ausencia de enfermedades
  • Ausencia de dolor causado por el manejo
  • Expresión de comportamiento social adecuado
  • Expresión adecuada de otras conductas
  • Relación humano-animal positiva
  • Estado emocional positivo
  • Ausencia de hambre prolongada
  • Ausencia de sed prolongada

Por ejemplo, el estado emocional de los animales se evalúa mediante la técnica conocida como QBA (evaluación cualitativa del comportamiento). Tras un tiempo de observación, permite saber si el animal está activo, relajado, frustrado o contento, entre otras características.

La misión del IRTA es contribuir a la modernización, competitividad y desarrollo sostenible de los sectores agrario, alimentario y acuícola, al suministro de alimentos sanos y de calidad para los consumidores y, en general, a la mejora del bienestar de la población.