“Actualmente, gran parte del etiquetado de la miel que se comercializa tiene un origen ‘UE-noUE’, en el que no se concreta el país de procedencia ni la cantidad de miel europea que contiene la mezcla”.
Así lo afirma la Agrupación Apícola de Galicia, que insiste en la necesidad de un etiquetado claro en cuanto al origen de la miel que llega a los consumidores. “La creciente importación de miel de bajo coste de países como China, en los que la seguridad alimentaria es más laxa y la calidad del producto dudosa, constituye un grave problema dentro del mercado de la miel hoy en día”, aseguran desde la organización gallega, en línea con lo expresado por otras organizaciones nacionales.
Además, con el actual sistema de etiquetado se desvaloriza el Modelo Europeo de Producción y, en concreto, el español, sujeto a unos férreos controles de sanidad que aseguran el consumo de un producto con una calidad diferenciada.
Actualmente, gran parte del etiquetado de la miel que se comercializa tiene un origen ‘UE-noUE’, en el que no se concreta el país de procedencia ni la cantidad de miel europea que contiene la mezcla. Por ello, la Agrupación Apícola de Galicia defiende la necesidad de establecer límites claros para que una miel pueda reflejar en la etiqueta el país de procedencia.
El objetivo de esta postura es que no se utilicen pequeñas cantidades de un determinado país o de la UE para dar un marchamo de calidad a un producto que no tiene globalmente esas cualidades. Así, el nuevo etiquetado velaría en pro de la defensa del Modelo de Producción Europeo, en el que se prima la sanidad, seguridad alimentaria, medio ambiente y trazabilidad.
Un antiguo debate
Ya en diciembre de 2014, el Ministerio de Agricultura y representantes del sector mantuvieron una reunión para analizar la modificación de la norma de calidad de la miel, estudiando la posibilidad de reflejar en la etiqueta —en el caso de mezcla de mieles de varios países— la indicación explícita de sus orígenes, lo que eliminaría la otra posibilidad, contemplada en la directiva comunitaria, de agrupar el nombre de los países bajo la indicación ‘Origen CE’ o ‘No originarias de la CE’.
Esta solicitud, que ya había sido expresada por determinadas organizaciones y Cooperativas Agroalimentarias, fue evaluada desde el punto de vista de la producción y el derecho de los consumidores. Se planteó también hasta qué punto la indicación de origen geográfico es garantía de calidad, y se apuntó la necesidad de analizar detenidamente el cambio que podría implicar la ruptura del Mercado Único, poniendo en desventaja competitiva a los operadores españoles con respecto a los de otros países.
“Productores y consumidores merecemos un etiquetado claro para que no haya dudas”, aseguraba entonces la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos, UPA en un comunicado en el que pedía al Ministerio la aprobación de una norma que obligara a reflejar claramente el país de origen de la miel en sus etiquetas, denunciando la competencia desleal de la miel china y la desprotección de los consumidores.
