La oferta gastronómica de la región de Murcia es muy amplia, fruto de la gran variedad de productos de tierra y mar, sus aceites, sus vinos y, como no, las frutas y hortalizas procedentes de su privilegiada huerta, que han dado lugar a una sabrosa cocina tradicional que en la actualidad se enriquece con las aportaciones de nuevas y originales creaciones.
Como estas sugerentes Croquetas de melón y cítricos recomendada por la web Alimenta tus Sentidos, promovida por la Consejería de Agricultura y Agua de la Región de Murcia.
Ingredientes
- 3 huevos
- Un melón
- 4 naranjas
- 50 gr de harina
- 50 gr de mantequilla
- 100 gr de azúcar
- c/s pan rallado
- c/s licor de naranja
Elaboración de las croquetas
Licuar el melón y reservar.
Mezclar la mantequilla, harina y añadir el zumo de limón.
Hacer con la masa las croquetas y freír.
Hacer un caramelo blanco con el zumo de naranja y azúcar y flamear con el licor.
Servir caliente.
Cocina murciana
Excelentes vegetales de la huerta, buena oferta de carnes y los preciados tesoros del mar, asimilando productos que dejaron en la Región de Murcia los pueblos que durante siglos allí se instalaron. Los romanos mostraron la forma de hacer conservas y salazones de pescado, los árabes, entre otros mil productos, aportaron el arroz, su cultivo y su forma de cocinarlo, y las especias, condimentos y plantas aromáticas. Fuera de las fértiles vegas, se daban el trigo, el olivo y la vid, que es tanto como decir pan, aceite y vino: las tres columnas principales de la dieta mediterránea.
En la costa, decir caldero es invocar arroz, pescado (mújol, rape, mero), cocinados en perola de hierro, presencia de pimiento de bola y ali-oli. Hay que contar con los pescados hechos a la sal, en el horno. Huevas de mújol, mojama de atún, langostinos del Mar Menor. Y si estamos en Águilas, hay que pedir moraga de sardinas, o el arroz que allí se hace a la piedra.
En cuanto a la cocina de la Huerta de Murcia, arroz y habichuelas, olla gitana, cocido de pava con pelotas, michirones, guisos de pollo o conejo. Cocina de puchero en la que la imaginación ha salvado la modestia de la materia prima: arroz con verduras, cocido con pelotas. El cerdo ha sido básico en la economía de la huerta y su aprovechamiento absoluto. A la brasa o a la plancha, sin olvidar una apetitosa gama de embutidos (morcón, longanizas, morcillas…).
Otra gran opción es la del interior. Para los días nublados y lluviosos, las migas ruleras, hechas a base de harina con aceite, agua, sal y paciencia. Gazpacho jumillano, gazpacho de Yecla, perdices escabechadas o arroz con conejo. Si es el tiempo, en Calasparra, arroz con caracoles. En el Valle de Ricote, tiernos corderos asados al horno moruno. Excelentes y cada vez más pujantes quesos de cabra, frescos y curados, al vino, al pimentón… Dulces de fruta que han constituido una activa industria… Dulces mermeladas, conservas confitadas. Mieles en las que se advierten los aromas de estos campos. Y especias y condimentos que merecerían, como los dulces y la pastelería (tocinos de cielo, mazapanes, yemas de Caravaca, almendrados), un capítulo aparte.





