Cuando las plantas se convierten en objetos la botánica logra una nueva dimensión que se ve reflejada en cada pieza, en cada espacio y en cada historia escondida. Tradición, cultura, esfuerzo e innovación son las ideas que se desprenden de esta colección de piezas creadas con fibras vegetales utilizadas en el mediterráneo.
El Jardí Botànic de la Unicersitat de València acoge hasta el próximo mes de octubre la exposición Fibras vegetales. Las plantas nos ayudan a vivir, una muestra producida por el Jardín Botánico de Barcelona bajo la dirección de los comisarios Jaume Pàmies y Jordi Díaz que ahora llega en Valencia con una serie de piezas que incorporan un interesante toque local.
Entre ellas, fundas de fibras vegetales para vestir los caldos autóctonos de la Región y marcos 100% naturales que abren nuevas vías de negocio a la urdimbre tradicional del esparto, unas propuestas del equipo de diseñadores valencianos Sanserif.
Estas piezas, diseñadas por Sanserif y producidas por artesanos locales pretenden recuperar técnicas y procesos artesanales basados en fibras vegetales para cubrir las necesidades de la sociedad contemporánea, asegurando la pervivencia de estos oficios y reduciendo el impacto ambiental de los procesos productivos y su futuro reciclaje.
Ver y oler el vino
El proyecto presentado denominado Natural parte de la idea vestir las botellas con el aroma y el color del vino que alojan, con el fin de abrir mercado para una técnica tradicional —la urdimbre— y un material natural, la médula de junco. Este producto se ha concebido como un vestido de médula de junco que traslada al consumidor las tonalidades y el aroma del vino que acompaña.
Se trata de “un desarrollo nacido para renovar la relación del consumidor con el producto, al tiempo que le aporta información y valores añadidos para motivar la acción de compra”, explica la directora creativa de Sanserif, Ana Yago, añadiendo que “el objetivo de esta propuesta es mostrar a la sociedad cómo un material ‘pobre’ se puede convertir en un complemento esencial para productos de lujo y, además, aportar un valor añadido”.
De hecho, esta pieza tiene una vocación decorativa, pero también una clara función comercial, ya que traslada a sensaciones la información que nos proporciona la etiqueta de un vino, pero traduciendo la de forma que cualquier consumidor pueda acceder a ella fácilmente.
