El Ternasco de Aragón es un cordero de menos de 90 días, alimentado con leche materna y cereales naturales hasta alcanzar un peso en canal que oscila entre 8 y 12,5 kg y cuyo proceso de crianza se realiza mediante un aprovechamiento tradicional del territorio aragonés, tanto en pastos de montaña y media montaña como en las zonas más áridas del valle del Ebro.
Procedente de ovejas de las razas autóctonas aragonesas como la Ojinegra de Teruel, Roya Bilbilitana, Rasa Aragonesa, Maellana y Ansotana, criadas en municipios a lo largo de las tres provincias aragonesas, gracias a los frecuentes controles que la IGP Ternasco de Aragón realiza durante todo ese tiempo, se garantizan unos estándares de calidad óptimos que se traducen en una carne de cordero tierna, sabrosa y saludable y, por lo tanto, adecuada para todos. Porque a la hora de su preparación se trata de una de las carnes más versátiles tanto en sus elaboraciones de la forma más tradicional como siguiendo las técnicas de cocina más vanguardistas.
En definitiva, una carne que en plato, en tapa, o en bocadillo, guisada, al horno o simplemente a la plancha, da lugar a propuestas tan sabrosas como estas Costillas de ternasco de Aragón a la Villeroy, una receta ofrecida por la IGP Ternasco de Aragón.
Costillas de ternasco a la Villeroy
INGREDIENTES
Para 4 personas
- 16 costillas de ternasco
- 125 g de mantequilla
- 3/4 de litro de leche
- 8 cucharadas colmadas de harina
- Sal
- Pimienta
- Nuez moscada
- Aceite de oliva virgen extra
ELABORACIÓN
Pelamos los palos de las costillas con un cuchillo hasta dejarlos bien limpios, las sazonamos por ambos lados y las freímos en aceite de oliva virgen extra sin que queden demasiado hechas. Cuando estén las retiramos y las dejamos enfriar.
Para la salsa Villeroy hacemos una bechamel ligera. derritiendo en una sartén la mantequilla, luego añadimos harina y mezclamos bien. Una vez rehogado, añadimos la leche fría poco a poco y sin parar de remover durante unos 10 minutos a fuego lento. Finalmente echamos sal al gusto, una pizca de pimienta y nuez moscada. Dejamos reposar y enfriar durante unos minutos.
Cubrimos las costillas con la besamel dejando limpios los palos, las rebozamos con harina, huevo batido y pan rallado y las freímos en abundante aceite de oliva muy caliente.





