La aplicación de la bioimpresión 3D —una tecnología de vanguardia para crear tejidos vivos como vasos sanguíneos, huesos, cartílagos o piel— se ha extendido a distintos ámbitos más allá de la medicina regenerativa para la reconstrucción de tejidos, como, por ejemplo el sector alimentario, con varias aplicaciones en marcha.
Un campo en el que la bioimpresión 3D ya se está utilizando para el desarrollo de ingredientes y productos con efecto funcional, ya que esta tecnología permite crear modelos in vitro más precisos de aquellas funciones fisiológicas de interés, así como para la fabricación de carne in vitro, una de las alternativas tecnológicas más relevantes para el abastecimiento sostenible de proteínas.
“La bioimpresión 3D permite crear los andamiajes sobre los que se deposita la células de tejido muscular para su posterior cultivo en biorreactor”, comenta la Dra. Lidia Tomás, especialista en estudios con modelos celulares del centro tecnológico AINIA, añadiendo que “gracias a la capacidad de lograr la manipulación espacio-temporal de varias células, la bioimpresión se ha convertido en uno de los sistemas que mejor recrea el microambiente celular de los tejidos, y con ello, el comportamiento celular a escala de laboratorio”.
Bioimpresión 3D
La bioimpresión celular 3D se basa en la tecnología de fabricación aditiva de la impresión 3D, generando estructuras celulares tridimensionales mediante la adición capa a capa de un material sin la necesidad de molde. El material que se adiciona capa a capa es la denominada ‘biotinta’, un material fruido que se carga en los inyectores de la bioimpresora y que permite mimetizar la arquitectura del tejido celular de interés.
“Los principales componentes son: las células vivas representativas del tejido a imprimir, bien de un tipo celular o varios, los biomateriales para la generación de la estructuras o andamiajes —los denominados ‘scaffolds’—, entre otros colágeno, gelatina ó hidrogeles a base de ácido hialurónico o polietilenglicol, componentes para el mantenimiento célula, así como otros compuestos ó moléculas que permita la solidificación ó con capacidad de reticular, los llamados ‘crosslinkers’. Dado que es complicado que un único material reúna todas las propiedades para la obtener las características necesarias —propiedades reológicas y mecánicas, capacidad de impresión y biocompatibilidad celular—, una de las tendencias es hacer uso de biotintas multicomponentes, de modo los materiales suelen ser combinaciones de varios para lograr las propiedades mecánicas deseadas así como facilitar la capacidad de impresión”, explica Lidia Tomás.
