El desperdicio de alimentos crece en verano. Según el último Panel de Cuantificación del Desperdicio Alimentario en los Hogares españoles en 2020 realizado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, entre los meses de primavera y verano se desperdiciaron más de 650 millones de kilos de alimentos en el ámbito doméstico, lo que supuso un aumento de 7 millones de kilos respecto a la temporada de otoño e invierno.
Unos datos que también confirma un reciente estudio realizado por el Instituto IO Sondea para Too Good To Go —app que lucha contra el desperdicio de alimentos permitiendo a establecimientos vender su excedente diario de comida y que los usuarios pueden salvar esa comida de calidad a precio reducido—, que indica que el 31 % de los españoles reconoce que desperdicia más comida en verano.
En este sentido, para el 42 % de las personas encuestadas, en verano es más complicado controlar que no sobre comida, por diferentes motivos: el 91 % apuntan al calor como principal causa, un 66 % comenta que con el buen tiempo salen más a comer fuera de casa y la comida se estropea, un 55 % asegura no saber qué hacer con la comida que sobra y un 51 % reconoce que no sabe cómo conservar mejor los alimentos. En cuanto a los alimentos que más sufren las consecuencias del verano, un 45 % tira más las frutas, seguidas de las verduras en el 41 % de los casos, salsas y aderezos (19 %), lácteos (18 %) y carne y embutidos (16 %).
Cómo evitar el desperdicio de comida en verano
Por ello, y para ayudar a evitarlo, desde Too Good To Go han querido ofrecer una serie de consejos prácticos para reducir el desperdicio de alimentos este verano:
- Optimizar la compra diseñando el menú y la comida que se necesita para los próximos días. Así, al hacer la compra en el supermercado para la casa habitual o la de vacaciones, sabremos qué ingredientes necesitamos.
- Antes de comprar, revisar lo que hay en la nevera y en la despensa y hacer una lista de la compra para evitar coger cosas por duplicado o que ya había y que no se necesitaban.
- Hacer compras sostenibles adquiriendo productos de temporada o utilizando apps como Too Good To Go para comprar el excedente diario de miles de restaurantes, panaderías, supermercados, entre otros comercios, a precios reducidos y ayudar a que la comida que sobra en estos negocios no sea desperdiciada al final del día.
- Organizar la despensa y nevera colocando al fondo lo que se ha comprado nuevo y dejando a la vista lo que lleva más tiempo guardado o que está a punto de alcanzar su fecha de consumo preferente o fecha de caducidad, para consumirlos antes de que se estropeen. Recordar que la fecha de consumo preferente es solo un indicador de calidad, y si ya ha vencido podemos utilizar los sentidos —ver, oler y probar— para saber si el alimento sigue siendo apto para consumir y evitar su desperdicio.
- La nevera siempre será la mejor aliada para mantener la comida fresca y por más tiempo, sobre todo en verano.
- Utilizar el congelador para guardar la comida que no vayamos a consumir en breve y así alargar su vida útil o poder consumirlos más adelante, poniendo una etiqueta con la fecha de congelación y congelando en raciones individuales para así descongelar sólo la cantidad que necesitamos.
- Cocinar calculando siempre las cantidades, haciendo raciones más pequeñas y dando la opción a repetir para así evitar que sobre comida en los platos.
- Aprovechar las sobras o aquello que esté demasiado maduro o a punto de estropearse para hacer nuevas recetas. Por ejemplo, las frutas y las verduras se pueden aprovechar muy fácilmente en verano para hacer recetas muy frescas como gazpachos, salmorejos, smoothies o helados.
- En el bufé del hotel hay que recordar siempre calcular la cantidad de comida a servir en el plato y levantarse todas las veces que hagan falta para así evitar poner comida de más que luego no se vaya a poder terminar.
- En los restaurantes, pedir al camarero que ponga en un envase para llevar la comida que no hayamos podido acabar.
