El inicio de la campaña oleícola 2017-2018 ha sido muy positivo, con un incremento del 9,5% de las salidas al mercado con respecto al mismo período del año anterior, y un total de 115.660 toneladas de aceite de oliva comercializadas. Todo ello, a pesar de que la cantidad de enlace, en la presente, es inferior […]
El inicio de la campaña oleícola 2017-2018 ha sido muy positivo, con un incremento del 9,5% de las salidas al mercado con respecto al mismo período del año anterior, y un total de 115.660 toneladas de aceite de oliva comercializadas. Todo ello, a pesar de que la cantidad de enlace, en la presente, es inferior contabilizándose 305.000 toneladas frente a las 331.000 del año pasado.
Los datos, todavía provisionales, publicados por la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) y analizados por Cooperativas Agro-alimentarias de España, indican que este incremento se produce en el mercado del aceite español, a pesar de que las previsiones hablaban de una reducción de salidas en los primeros meses de campaña debido a la mayor disponibilidad en el resto de países productores, esto es, Italia, Grecia y Portugal, en Europa, así como Túnez Turquía, Marruecos y Argelia, en la cuenca mediterránea, aumentando el nivel de importaciones y, por consiguiente, provocando una menor comercialización del nuestro.
Sin embargo, y siempre con datos del Consejo Oleícola Internacional (COI), la producción mundial vuelve a estar muy ajustada en la actual campaña, por lo que la española vuelve a ser imprescindible para cubrir la demanda actual. En base a las previsiones del COI, la oferta internacional se situará en 2.854.000 toneladas de aceite de oliva en 2017-2018, mientras la demanda global, teniendo en cuenta la evolución del crecimiento, se calcula en 2.929.000 toneladas.
Preocupación por la campaña oleícola 2018-2019
En línea con lo anterior, para Cooperativas Agro-alimentarias de España lo más preocupante no es el descenso del 14% en la producción nacional, estimándose en 1.100.000 toneladas. Lo que realmente causa preocupación es la intensa sequía que atravesamos y que está afectando a los olivos, los cuales acumulan ya un déficit hídrico de varios años, lo que puede conllevar una desastrosa campaña 2018-2019, teniendo en cuenta la predominancia del olivar de secano. Todo ello, sin olvidar que, de seguir así los niveles de los embalses, pueden producirse restricciones en el riego de cara a la próxima primavera.
En otro orden de cosas, desde la organización agraria destacan que nos encontramos ante la primera campaña de aplicación del Sistema de Autocontrol Reforzado de la Calidad para los aceites de oliva virgen extra, un sistema voluntario que tiene como objetivo incrementar la garantía de la calidad de los aceites de oliva de cara al consumidor, al tiempo que aportar mayor seguridad jurídica a las empresas envasadoras.
