Cada día vemos, compramos y consumimos un buen número de productos que forman parte ya de nuestro entorno personal, que nos resultan naturalmente familiares y cercanos. Sin embargo, no siempre conocemos el verdadero origen del producto o de su nombre, que en ocasiones se remonta a épocas muy lejanas. Como, por ejemplo, el de los polvorones y mantecados de Estepa.

Aunque, sin embargo, se trata de una actividad muy tradicional en este municipio sevillano, Estepa, en el que se encuentran todos los obradores dedicados a la elaboración y envasado de estos productos, y en el que desde siempre ha existido una larga tradición dulcera.

Polvorones y mantecados de Estepa

Según el Consejo Regulador de las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) Mantecados de Estepa y Polvorones de Estepa, el origen de estos dulces se remonta al siglo XVI en el Convento de Santa Clara de Estepa, donde se conservan referencias a la elaboración de Mantecados de Estepa con recetas antiguas, y donde incluso tuvieron confiteros contratados para atender la demanda que les llegaba de grandes urbes como Sevilla o Madrid.

Aunque en esta localidad sevillana la tradición de repostería artesanal es milenaria, según varias referencias históricas, estas recetas se concretan durante el siglo XVI, y no es hasta el año 1870 cuando se produce el nacimiento y comercialización del mantecado tal y como lo conocemos hoy en día. En casi todos los hogares se producían las entonces llamadas tortas de manteca, unos primitivos dulces elaborados a partir de manteca de cerdo, harina de trigo y el azúcar. Pero había unas en concreto, las de Micaela Ruiz Téllez, que gozaban de una gran reputación debido a su exquisito proceso de elaboración, ya que refinaba la harina, la tostaba y hacía más suave aquella primitiva elaboración.

Y aprovechando que su marido era transportista, Micaela inició la comercialización del Mantecado de Estepa y el Polvorón de Estepa. Para mejorar su sabor y que los productos no se resintieran durante posibles desplazamientos largos, introdujo una serie de modificaciones en la elaboración, entre ellas el secado exterior, dejando el producto prieto y seco por fuera, a la vez que tierno en su interior, unas cualidades que dieron lugar a un producto de gran prestigio y reputación en el gremio pastelero.

Dulces navideños

Con el paso del tiempo se había popularizado el consumo de estos productos durante las fiestas de Navidad, lo que hizo que fuera creciendo el número de industrias que se dedicaban a su elaboración, y que en 1927 el alcalde de la localidad se reuniera con los fabricantes para firmar una serie de acuerdos que garantizaran el autocontrol en cuanto a la elaboración y calidad de los productos.

Tras la guerra civil, la industria comenzó a desarrollarse rápidamente auspiciada por las ayudas recibidas del gobierno, que pretendía mantener las industrias locales a pesar de la escasez y el racionamiento. A mediados de los años 60 empieza a aparecer la figura de cooperativas para la adquisición de materias primas y puesta en común de las condiciones del sector.

Y ya en la actualidad, durante la campaña, Estepa se transforma en una ciudad que vive por y para los mantecados y polvorones de Estepa. Por tradición, casi la totalidad de familias participan en algunas de las labores que se desarrollan en las diecinueve fábricas que los elaboran. Este hecho hace que todavía hoy en día las empresas tengan un fuerte carácter familiar y vayan pasando de generación en generación, llegando algunas fábricas a ser dirigidas por la quinta generación familiar.

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El origen de un producto: los polvorones y mantecados de Estepa
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El origen de un producto: los polvorones y mantecados de Estepa
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Cada día vemos, compramos y consumimos un buen número de productos que nos resultan naturalmente familiares y cercanos. Sin embargo, no siempre conocemos el verdadero origen del producto o de su nombre, que en ocasiones se remonta a épocas muy lejanas.
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