Cada día vemos, compramos y consumimos un buen número de productos que forman parte ya de nuestro entorno personal, que nos resultan naturalmente familiares y cercanos. Sin embargo, no siempre conocemos el verdadero origen del producto o de su nombre, que en ocasiones se remonta a épocas muy lejanas.

Como, por ejemplo, el del queso de Burgos, un queso blanco, blando y acuoso, uno de los más saludables por su forma de elaboración,  ya que al no pasar por un proceso de maduración el queso conserva gran parte del suero de la leche y es rico en agua.

El queso de Burgos

Aunque actualmente se suele utilizar leche de vaca o una mezcla de oveja y vaca, originariamente se elaboraba únicamente con leche de oveja. Según Inlac, la Organización Interprofesional Láctea, la historia de este queso se remonta a la Edad Media, cuando en la villa castellana de Burgos se celebraba tradicionalmente el mercado semanal en invierno y primavera, una cita en la que se reunían los campesinos de los alrededores para vender sus quesos de leche de oveja.

Burgos era entonces, como lo es ahora, una ciudad de clima frío y seco, características que han sido clave en origen de este queso, ya que estas bajas temperaturas permitían conservar las cuajadas frescas durante mucho más tiempo sin necesidad de curarlas, consiguiendo que el queso se mantuviera fresco por más tiempo, en una época en la que no existía la refrigeración artificial ni los actuales medios de conservación de los alimentos.

Hoy en día, aunque los sistemas de elaboración han cambiado, la esencia del queso de Burgos no ha cambiado sustancialmente y sigue conservando las mismas características de producto —un queso blanco, blando y acuoso, fresco y natural— con las que nació en la Edad Media en el mercado semanal de una villa castellana.

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El origen de un producto: el queso de Burgos
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El origen de un producto: el queso de Burgos
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Cada día vemos, compramos y consumimos un buen número de productos que forman parte ya de nuestro entorno personal, que nos resultan naturalmente familiares y cercanos. Sin embargo, no siempre conocemos el verdadero origen del producto.
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