Se les llamaba vinos ‘mareados’ o ‘de ida y vuelta’, vinos que se embarcaban para dar la vuelta al mundo porque factores como la temperatura, la presión y el movimiento de las olas del mar, afectaban a la crianza, mejorando notablemente su organoléptica, lo que hizo que muchos bodegueros enviaran sus vinos en ‘viaje redondo’ para incrementar su valor en el mercado.
Una tradición que ahora se recupera a bordo del Juan Sebastián de Elcano, el buque escuela de la Armada española que ha iniciado su 93º crucero de vuelta al mundo y en el que González Byass ha embarcado dos medias botas de vino de Jerez. De esta forma, la bodega rescata y conserva la tradición marinera de enviar vinos en ‘viaje redondo’ como sucedía siglos atrás embarcando un Amontillado Viña AB Estrella de los Mares.
Un Jerez que da la vuelta al mundo
Aunque queda un año de travesía para este vino, uno de los preparativos previos a la singladura de la travesía homenaje a la primera circunnavegación del mundo ha sido el embarque de las dos medias botas de Amontillado Viña AB Estrella de los Mares, que recorrerán los mares para conservar así la tradición del pasado de enviar botas para lograr un Jerez único y de mayor calidad. Y es que, durante la navegación, factores como la temperatura, la presión y, sobre todo, el vaivén continuo de las olas del mar, afectan a la crianza del vino, mejorando notablemente su organolepsia.
En el pasado, estos factores provocaron que el valor de los vinos, conocidos como vinos ‘mareados’ o ‘de ida y vuelta’, llegara a multiplicarse por cinco. Este escenario hizo que muchos bodegueros de la zona enviaran sus vinos en ‘viaje redondo’ para incrementar su valor en el mercado. Con la llegada de los barcos de vapor, esta práctica cayó en el olvido, hasta que hace tan solo un par de años, en 2018, González Byass, en colaboración con la Armada española, embarcó dos botas de XC Palo Cortado en el Buque Escuela.
Y ahora, para el 93º crucero de instrucción del Juan Sebastián de Elcano, Antonio Flores, enólogo de González Byass, ha seleccionado este Amontillado del que se espera que la evolución suponga un notable incremento del color hacia tonos de oro más intenso y ribetes cobrizos. Además, quizá se produzcan leves episodios de actividad de las levaduras, lo que se conoce como crianza sumergida, que otorgará una especial untuosidad y cierta cremosidad.
Mar y vino de Jerez
El origen del vínculo entre el mar y el vino de Jerez se remonta a la época de los fenicios, que introdujeron la vitis vinífera —la vid— por la costa de Gades, actualmente Cádiz. Posteriormente, desde este enclave partieron vinos a todos los rincones del Imperio romano.
El momento cumbre que une el mar y el vino Jerez fue en la expedición Magallanes-Elcano, una navegación que supuso una vía de expansión al mundo para los vinos de Jerez y les otorgó el carácter internacional que aún hoy mantienen. También la era de los descubrimientos fue muy relevante para Jerez, al estar sus vinos muy presentes en las expediciones de ultramar.
