Tras la falta de acuerdo sobre la renovación de la autorización del uso del glifosato el día 9 de noviembre, los Estados miembros han votado ayer, y la licencia del uso de este herbicida se ha renovado por un período de cinco años más. Una decisión que apoyan la gran mayoría de agricultores y que rechazan diversas organizaciones internacionales, entre ellas Slow Food.
A favor del glifosato
La opinión de la mayoría de los productores europeos podría estar representada en la postura asumida por la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), que durante los últimos meses ha defendido en Bruselas, ante el Comité Económico y Social Europeo (CESE), que se renueve la autorización para el uso del glifosato, advirtiendo que la no renovación supondría un «perjuicio incalculable» para los agricultores europeos ya que es un producto «muy eficaz, económico y que, a día de hoy, no tiene alternativa en el mercado».
De este modo, UPA ha estado exigiendo que se renueve la autorización para su uso, explicando que “la iniciativa de prohibir el glifosato está soportada en la teoría de que el producto es cancerígeno, apoyándose para ello en la clasificación que hizo el IARC (agencia de la OMS, que no la OMS), lo que no es fiel a la verdad”.
La postura oficial de UPA en Bruselas ha sido defender que “los agricultores europeos deben poder tener acceso a herramientas seguras conforme a las evaluaciones científicas de las agencias y autoridades reguladoras competentes en la UE”. Este es el caso de glifosato, que ha sido evaluado favorablemente por la EFSA y la ECHA, en consistencia con autoridades reguladoras de todo el mundo (EE.UU., Canadá, Australia, Nueva Zelanda o Japón). Por tanto, “no hay razones científicas, sino intereses ideológicos y políticos, para querer quitar a los agricultores una herramienta que es eficaz y accesible, siendo esencial para la agricultura europea”.
En contra del glifosato
Sin embargo, para Slow Food la votación de ayer en Bruselas “demuestra que muchos gobiernos europeos no respetan el deseo de los ciudadanos europeos de detener el uso de este pesticida en nuestro sistema alimentario y en el medio ambiente en general”.
Dieciocho Estados miembros han votado a favor (Alemania, Bulgaria, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Hungría, Irlanda, Letonia, Lituania, Países Bajos, Polonia, Reino Unido, República Checa, Rumania, Suecia), mientras que nueve Estados han votado en contra (Austria, Bélgica, Chipre, Croacia, Francia, Grecia, Italia, Luxemburgo, Malta) y solo Portugal se ha abstenido. En este sentido, la organización internacional sostiene que “el hecho de que los gobiernos de la UE no hayan logrado alcanzar un acuerdo a lo largo de varias rondas de votaciones y distintas propuestas debería haber sugerido a los gobiernos de la Comisión y de Europa que esta renovación no es bienvenida, según han dejado claro la sociedad civil y más de un millón de ciudadanos de la UE a través de la Iniciativa Ciudadana Europea”.
“Una consolación de lo que ha sucedido ayer —comentan desde Slow Food— es que ha habido una gran presión por parte de los ciudadanos y de la organizaciones de la sociedad civil en toda Europa para poner fin al uso del glifosato: de hecho, varias ciudades, condados, estados y países de Europa, así como de todo el mundo, han tomado medidas para restringir o para prohibir el glifosato, ingrediente principal del herbicida Roundup de Monsanto. Algunos ejemplos: Bélgica ha prohibido el uso individual del glifosato, en Dinamarca, la Agencia Danesa de Protección del Medio Ambiente ha declarado el glifosato como un producto cancerígeno y ha recomendado cambiar a otros químicos menos tóxicos, Francia ha prohibido su venta privada y tiene previsto prohibir el glifosato en el futuro a pesar de la votación de la Unión Europea, en Italia la coalición Stop Glifosato va ganando cada vez más miembros y al mismo tiempo el Ministerio de Sanidad italiano ha introducido varias restricciones en el uso del glifosato, en Alemania algunos comercios minoristas han retirado los herbicidas a base de glifosato como el Roundup de sus estanterías, Malta ha iniciado los procedimientos para prohibir el glifosato en todo el país, los Países bajos han prohibido cualquier uso no comercial del glifosato, en Suiza las cadenas de supermercados Migros y Coop han retirado de la venta los productos que contienen glifosato debido a los riesgos que estos conllevan para la salud.
