Panaderos, nacionales e internacionales, y propietarios de negocios afines a la panadería, como harineras o técnicos de maquinaria relatan historias de incertidumbre, miedo y dudas, pero también sobre las nuevas iniciativas, la solidaridad y la esperanza que han surgido en estas circunstancias tan difíciles.
La publicación PAN, a medio camino entre libro y revista —un proyecto de la editorial Libros con Miga, especializada en pan y gastronomía artesanal, y La PEPA, Colectivo de Pequeños Panaderos Afines—, ofrece en su novena edición un dossier, Pan en tiempos de pandemia, un compendio de testimonios de veintiséis panaderos y nacionales e internacionales, y de empresarios de sectores afines a la panadería, como harineras o técnicos de maquinaria, que relatan sus experiencias durante el confinamiento.
Relatos que recogen historias de incertidumbre, miedo y dudas, pero también sobre las nuevas iniciativas, la solidaridad y la esperanza que han surgido en estas circunstancias tan difíciles. Y es que el sector panadero artesano ha sido uno de los más comprometidos durante el confinamiento; a pesar de las dificultades, ha seguido trabajando para posibilitar que el abastecimiento de este alimento tan importante siguiera adelante, y con su presencia en cada barrio, ha funcionado como ancla de normalidad y hasta una cierta serenidad durante este periodo tan delicado.
Experiencias panaderas
Guillermo Moscoso de Pan da Moa (Santiago de Compostela), Anna Bellsolà de Baluard (Barcelona), Txema Pascual de Artepan (Vitoria, Alava), Sheena Otto de Il Buco Alimentari & Vineria (Nueva York), Thomas Teffri-Chambelland de École Internationale de Boulangerie (Saint Martin, Francia) o Christian Gaulé de Pan Casero (Maracaibo, Venezuela), son algunos de los profesionales que hablan del papel fundamental del pan en tiempos de pandemia, un alimento que se ha convertido en el protagonista de los hogares y de las calles de todo el mundo.
“Este confinamiento me ha llevado a pensar en la necesidad de afianzar un gremio que históricamente ha estado al lado de la sociedad frente a las grandes desgracias, actuando con ingenio, esfuerzo y no menos precariedad”. (Javier Vara, Brasil)
“La gratitud y el reconocimiento de mis clientes ha sido mi mayor chute de energía. Los más peques me hacían dibujos que me dejaban en el buzón, otros me mandaban mensajes de ánimo y agradecimiento, y muchos, sobre todo la gente más mayor, salían a la ventana a despedirme”. (Aida Fuentes, Paía Vasco)
“Muchas noches me acosté pensando en cerrar, tirar la toalla, pero al despertarme sabía que eso no podía ser, y empezaba a idear nuevos productos para que nuestros clientes no se aburrieran de nosotros y además tuvieran un dulce que llevarse a la boca en estos momentos”. (La Miguiña, Madrid)
“Los clientes panaderos nos decían: aquí estamos y necesitamos harina. Había que seguir y dar apoyo a quien necesitaba de nuestro servicio”. Carlos Moreno, Harinera Despelta, Guadalajara).
“Pensaba que podía entretener a la gente confinada en casa ayudándola a hacer pan e incluso dulces, implicando a otros compañeros en mis directos de Instagram”. (Jesús Machi del Horno de San Bartolomé, Valencia)
“Ser fuertes en las redes sociales nos ha ayudado de tal manera que ahora tenemos más trabajo del que teníamos antes de la pandemia”. (Christian Gaulé, de Pan Casero en Maracaibo, Venezuela)
