Este domingo, en el tradicional recorrido de los rebaños de ovejas por Madrid, la trashumancia va a corregir, por fin, seiscientos años de olvido de la importancia de la mujer en la ganadería. Los encargados de realizar el pago simbólico ante el Ayuntamiento de Madrid serán, a partir de ahora, los “Pastores y Pastoras de la Mesta”
La ganadería de ovino y caprino es una actividad en la que la mujer ha tenido históricamente y tiene hoy en día, un papel fundamental. Y este próximo domingo, 21 de octubre, coincidiendo con el seiscientos aniversario de la Concordia de 1418, se va a cambiar el tradicional nombre de “Hombres Buenos de la Mesta” por el de “Pastores y pastoras de la mesta”. A partir de ahora, los encargados de realizar el pago simbólico a las corporaciones municipales reflejarán la importancia de las ganaderas, poniendo fin al apelativo masculino usado durante los últimos seis siglos.
Y es que la mujer ha sido, desde sus orígenes, un elemento fundamental en la historia de la ganadería. El rol femenino ha sido un pilar sobre el que se ha construido el pasado de esta actividad. En la actualidad, su participación es esencial para afrontar los cambios que debe afrontar esta actividad para garantizar su subsistencia. Por ello, la Asociación Trashumancia y Naturaleza, como responsable de gestionar el futuro de esta actividad, ha cambiado la nomenclatura por la cual se rige la Concordia para reflejar la importancia del papel de la mujer en esta área.
La trashumancia, Patrimonio Cultural Inmaterial
La trashumancia es una tradición milenaria que debe tener más futuro que nunca. Una manera ancestral de aprovechar recursos naturales favoreciendo el bienestar animal de las cabañas de ganado y buscando las regiones con los mejores pastos en cada estación. El traslado estacional de ovejas y cabras ha servido para favorecer la creación de un patrimonio sociocultural único, que en la actualidad es necesario proteger para evitar que desaparezca.
En abril del pasado año 2017, el Consejo de Ministros aprobaba la declaración de La Trashumancia —junto con La Semana Santa y El Carnaval— como Manifestación Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial para que tenga una consideración unitaria en todo el territorio nacional y atendiendo también a su trascendencia internacional.
La Trashumancia en España constituye en la actualidad un patrimonio vivo. Además de haber contribuido a conformar la identidad cultural de muchos territorios de España, la actividad trashumante ha originado un rico patrimonio cultural y etnográfico, reflejado en fiestas y tradiciones, en la toponimia, en la gastronomía y en toda la arquitectura relacionada con esta actividad. También las manifestaciones de la tradición oral, la artesanía y las técnicas de pastoreo tradicional, así como la ordenación de los pastos en el marco del derecho consuetudinario son elementos de la cultura trashumante que esta actividad ayudó a transmitir a su paso por los diferentes y distantes territorios peninsulares.
