Puente de unión entre dos continentes, África y Europa, y punto de encuentro entre el Atlántico y el Mediterráneo, la milenaria historia de Andalucía ha dejado en herencia un inmenso legado cultural, en el que la gastronomía juega un importante papel.
Comer bien en Andalucía es fácil. Los excelentes productos autóctonos que proporciona su geografía diversa y su clima, junto con el legado histórico dejado por los pueblos que habitaron esta tierra, han puesto sobre el mantel una gastronomía rica y variada sin parangón. El Guadalquivir ha creado un valle fértil, a quién da su nombre, y constituye junto a su afluente, el río Genil, el eje fundamental que configura físicamente a Andalucía. Desde su nacimiento en el Este, en la Sierra de Cazorla, a su desembocadura en el poniente, junto a las marismas del Parque Doñana, el Guadalquivir es fuente de vida para un gran número de ricos productos en el territorio que el río atraviesa.
La cocina tradicional andaluza tiene rango de arte culinario autóctono. Del mar, de la huerta, de caza, de la granja… por no hablar de sus excelentes dulces y postres. Platos heredados de generación en generación, basados en la saludable dieta mediterránea, que toman los sabores y aromas de los productos del campo, del mar y de la montaña, los riegan con aceites de oliva con denominación de origen y los acompañan con el magnífico vino andaluz.
Una cocina viva, llena de sabores y aromas, como este Pan de higo, una sabrosa receta típica en las provincias de Córdoba, Jaén y Málaga, ofrecida por Turismo de Andalucía.
Ingredientes
- 500 g de higos secos
- 50 g de nueces
- 100 g de almendras tostadas
- 100 g de harina
- 1/2 vaso de leche
- 1 clavo molido
- 1 cucharadita de ajonjolí
- 2 cucharadas de miel de abeja
- 1 copita de anís seco
- 50 g aceite de oliva virgen extra
Elaboración del pan de higo
Reservar unas 8 almendras y media nuez para la decoración final.
Se limpian, se les quita el rabito y se pican todos los higos secos. Se trocean finamente las nueces y las almendras tostadas y, en un bol, se mezcla todo con la harina, el clavo molido y el ajonjolí. Se añade la miel disuelta en la leche y la copita de anís seco.
Se unta un molde con aceite de oliva virgen extra —se puede sustituir por margarina— y se añade la mezcla anterior. Tapar con papel de aluminio y hornear a 160ºC durante 30 minutos.
Transcurrido ese tiempo dejar enfriar y desmoldar. Decorar con las almendras y la nuez que habíamos reservado.
Finalmente se protege con film transparente o papel celofán para que no endurezca.





