La pasada semana tuvo lugar la primera vendimia de las Islas Canarias —y probablemente de todo el hemisferio norte, si nos referimos a zonas vitivinícolas registradas— en una finca perteneciente a la Denominación de Origen Protegida Islas Canarias, Canary Wine.
El pasado viernes, 6 de julio, dio comienzo la vendimia en las Islas Canarias, más concretamente en la Finca La Calabacera, de Guía de Isora, Tenerife. Dicha finca está adscrita a la Denominación de Origen Islas Canarias Canary Wine, única en el Archipiélago de carácter regional.
La vendimia en las islas se irá generalizando a lo largo de las próximas semanas. Este año, los viñedos de Canary Wine se convierten en la primera zona de todo el hemisferio norte en comenzar la vendimia, más en concreto en esta finca de agricultura ecológica y con viñedo de conducción en espaldera. En el Archipiélago será la variedad Marmajuelo la que produzca los primeros mostos de la cosecha 2018 destinada, en este caso, a un vino dulce.
Vinos de Canarias. Canary Wine
Canarias cuenta en la actualidad con más de ochenta variedades diferentes de vides identificadas y conserva un extraordinario patrimonio vitícola, en gran parte endémico. Es una de las cuatro regiones a nivel mundial totalmente exenta de la terrible plaga de la filoxera. Se desconoce con exactitud el motivo de esta inmunidad, pero la realidad es que nunca se ha detectado la presencia de este insecto en ninguna de las Islas. Como consecuencia, todo el viñedo está a pie franco, posibilitando una interacción total planta-suelo, lo que en parte explica la marcada mineralidad de los vinos canarios.
La Denominación de Origen Protegida Islas Canarias es el fruto de la apuesta de la Asociación de Viticultores y Bodegueros de Canarias (AVIBO) por el futuro del sector. Una iniciativa integradora que nace con la idea de consolidar el mercado regional para poder afrontar la comercialización internacional. Una marca común que permita proyectar un vino tan singular como el canario en los mercados exteriores, que ponga en valor las posibilidades económicas y comerciales del sector en su conjunto, y de la que los mayores beneficiados son los viticultores integrados en la propia DOP, que encuentran la posibilidad de vender su uva en todo el Archipiélago, sin perder la diferenciación del origen como un factor de calidad.
