La historia de esta ginebra se remonta a los años veinte del pasado siglo, cuando la Ley Seca ilegalizó el consumo de alcohol en países como Estados Unidos, Noruega y Finlandia, y está íntimamente ligada a un hombre, Algoth Niska, el mayor contrabandista del norte de Europa.
Niska se gestó una gran fama al margen de la legalidad surtiendo a la alta sociedad escandinava de los preciados licores fabricados en Inglaterra, muy especialmente de ginebra que trasladaba cargada en barcos, esquivando todos los controles.
En esta historia se basa la leyenda de Smuggler’s Strength Gin. Cuentan que una noche de 1922 un barco, el Forest Star, naufragó frente a las costas de la isla sueca de Öland con un valioso cargamento de ginebra británica, la más buscada en aquel entonces, que quedó sumergido en el fondo del Báltico.
Y dicen que pasaron muchos años hasta que un intrépido buceador encontró unas botellas, que fueron a parar a la londinense Thames Distillery, donde los desarrollados olfatos del equipo destilador supieron identificar y devolver a la actualidad una fórmula de elaboración olvidada, a base de siete salvajes botánicos que crecen en los acantilados más inhóspitos: enebro, brezo, ajedrea, cilantro, raíz de angélica, regaliz y piel de limón.