España es el séptimo país de Europa que más comida tira a la basura, casi 1.500 millones de kilos al año. Y este proyecto tiene como objetivo hacer frente al desperdicio alimentario mediante la creación y aplicación de prácticas eficientes a lo largo de toda la cadena de valor, desde el sector primario al consumidor final.

Por cuarto año consecutivo, más de 300 empresas españolas del sector apoyan la campaña La alimentación no tiene desperdicio, una iniciativa de concienciación social sobre el desperdicio alimentario puesta en marcha por AECOC, la asociación de empresas de gran consumo.

Y los resultados son muy esperanzadores: en los dos últimos años, las empresas integradas en el proyecto han logrado incrementar en un 6% la cantidad de producto que, tras no ser comercializado, se ha donado a entidades benéficas, pasando del 27% al 32% del total de producto no comercializado apto para el consumo humano. El objetivo es hacer frente al desperdicio alimentario mediante la creación y aplicación de prácticas eficientes a lo largo de toda la cadena de valor, desde el sector primario al consumidor final.

La iniciativa cuenta con el apoyo de más de 300 empresas fabricantes y distribuidoras del sector del gran consumo, servicios logísticos y transporte, y está coordinada desde AECOC a través de dos comités de trabajo: el Comité de Prevención, centrado en el desarrollo de buenas prácticas que permitan prevenir y reducir el desperdicio generado a lo largo de los eslabones de la cadena alimentaria, y el Comité de Redistribución, que trabaja para llevar a cabo proyectos de colaboración que ayuden a redistribuir y optimizar los excedentes generados durante todo el proceso.

Reducir, aprovechar, sensibilizar

Esta campaña quiere dar a conocer los esfuerzos que las empresas realizan para evitar el desperdicio alimentario e impulsar mejoras prácticas de colaboración con el fin de ir disminuyendo el problema generalizado. Además, la campaña La alimentación no tiene desperdicio quiere hacer partícipe al consumidor, fomentando su colaboración para reducir el desperdicio que genera cada uno a nivel personal.

El proyecto tiene tres objetivos fundamentales: en primer lugar, reducir los desperdicios a través de la prevención y el desarrollo de prácticas de eficiencia durante toda la cadena alimentaria. En segundo lugar, conseguir maximizar el aprovechamiento del excedente producido a lo largo de las diferentes fases de la cadena de valor. Y, por último, sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de reducir el desperdicio alimentario, ya que es quien genera la mayor parte de este desperdicio. Según la Comisión Europea, del total del desperdicio generado en 2015, el 42% pertenece a los hogares, el 39% a la industria, el 14% a la restauración y el 5% al comercio.

Diez pasos para el ahorro alimentario

La iniciativa también ha creado el decálogo de buenas prácticas para la prevención y la reducción de los desperdicios alimentarios. En él, las empresas que forman parte de la iniciativa se comprometen a impulsar internamente buenas prácticas, centrándose en la prevención y reducción de los desperdicios alimentarios siguiendo diez pasos:

  1. Mejorar el intercambio de información entre los diferentes actores y la Administración Pública para llevar a cabo una correcta gestión del stock.
  2. Optimizar mecanismos y aplicar prácticas de eficiencia que favorezcan el transporte, la manipulación y la comercialización de los productos.
  3. Trabajar por la colaboración de los diferentes agentes a favor de una gestión eficiente, de manera que cualquier excedente se pueda canalizar a otros usuarios.
  4. Investigar e innovar en formatos de almacenamiento y empaquetado acordes con los hábitos de consumo de la sociedad.
  5. Mejorar la comunicación al consumidor sobre recomendaciones de consumo y conservación.
  6. Crear mecanismos de medición del producto a lo largo de la cadena de valor, y la realización de informe periódicos de los avances conseguidos, colaborando con el MAGRAMA.
  7. Promover prácticas eficientes que permitan a las empresas minimizar el desaprovechamiento del excedente producido.
  8. Establecer mecanismos para redistribuir el “excedente” producido durante la cadena de valor.
  9. Informar a las comisiones de seguimiento sobre los avances producidos.
  10. Trabajar de manera transparente y eficaz, para fomentar una producción, comercialización y un consumo responsable.

Con los Bancos de Alimentos

AECOC y la Federación Española de Bancos de Alimentos han firmado un acuerdo para mejorar la redistribución de alimentos e incrementar la cantidad alimento entregado apto para al consumo. Además, para poder garantizar la seguridad alimentaria y la conservación de los productos en los Bancos de Alimentos y entidades beneficiarias, AECOC repartió más de 40 arcones frigoríficos durante el 2015, que fueron cedidos por empresas distribuidoras y transportados por varias compañías de transporte adheridas a la iniciativa.

Asimismo, la asociación ha puesto en marcha un plan de formación en manipulación de alimentos y seguridad alimentaria. Hasta el momento se ha formado a más de 600 voluntarios de los Bancos de Alimentos y entidades beneficiarias para conseguir un adecuado mantenimiento y proceso de los alimentos. Para esta acción se ha elaborado la Guía de Seguridad Alimentaria para Bancos de Alimentos, un documento que recoge todos los procedimientos a seguir para que los productos se trasporten y se manipulen en las mejores condiciones.

Resumen
La alimentación no tiene desperdicio
Título
La alimentación no tiene desperdicio
Descripción
Por cuarto año consecutivo, más de 300 empresas españolas del sector apoyan la campaña La alimentación no tiene desperdicio, una iniciativa sobre el desperdicio alimentario puesta en marcha por AECOC.
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