Una comisión de investigación nombrada por el Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca de Japón se reunió el pasado viernes con el director general de la Industria Alimentaria, Fernando Burgaz, para estudiar las actuaciones desarrolladas en España para la protección y divulgación del modelo alimentario que conforma la Dieta Mediterránea.
El objetivo de esta delegación japonesa es tomar como referencia las actuaciones desarrolladas en España alrededor de la Dieta Mediterránea, como referencia para la defensa y difusión de su tradición culinaria, el Washoku.
Burgaz explicó las acciones lideradas por su Departamento para difundir el concepto de Dieta Mediterránea como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, incluyendo los aspectos de estilo de vida, cultura, historia, tradición, producción, gastronomía y también los valores saludables del patrón alimentario que incluye. También incidió en las campañas organizadas para hacer llegar esos valores de la Dieta Mediterránea a los ciudadanos, compartirlo con ellos, así como trabajar haciendo sinergia con los sectores, para llegar también a las cadenas de hostelería y restauración.
La comisión se había reunido previamente con la Fundación Dieta Mediterránea y había visitado Soria como ciudad emblemática elegida por la UNESCO cuando se declaró la Dieta Mediterránea como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El Washoku
Según la UNESCO el Washoku es una práctica social basada en un conjunto de competencias prácticas, tradiciones y conocimientos vinculados a la producción, tratamiento, preparación y consumo de alimentos. Este elemento del patrimonio cultural va unido a un principio esencial de respeto de la naturaleza que está estrechamente vinculado al uso sostenible de los recursos naturales. Los conocimientos básicos y los rasgos sociales y culturales característicos del Washoku se manifiestan generalmente durante las fiestas del Año Nuevo.
Los japoneses preparan diversos manjares para dar la bienvenida a las divinidades del año entrante: pasteles de arroz y platos especiales, hermosamente ornamentados y preparados con ingredientes frescos. Cada uno de ellos tiene un significado simbólico distinto. Todos estos manjares se sirven en una vajilla especial y son compartidos por los miembros de la familia o de la comunidad.
Esta práctica fomenta el consumo de ingredientes naturales y locales como arroz, pescado, verduras y plantas silvestres comestibles. Los conocimientos y competencias prácticas elementales que guardan relación con el Washoku — por ejemplo, la condimentación de los platos caseros— se transmiten en el seno del hogar, durante las comidas familiares. Las asociaciones locales, los docentes de las escuelas y los profesores de cocina también desempeñan un papel importante en la transmisión de esos conocimientos y competencias prácticas por intermedio de la enseñanza, formal o no formal, y de la práctica.