“No hay una verdura mejor que otra. Lo ideal es consumir verdura de diferentes colores en el mismo día. Unas tienen más potasio, otras tienen más provitamina A, otras tienen más vitamina C, otras más fibras… Lo más importante es que, de los 400 gramos diarios recomendados, el consumo sea lo más variado posible a lo largo de las diferentes comidas”.
Así se expresa la Dra. María Elisa Calle, coordinadora del Programa de Alimentación y Salud de la Fundación Española del Corazón (FEC), quien aconseja comer todos los días verduras de diferentes colores por su alto porcentaje en vitaminas, minerales y fibras.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Mundial del Corazón, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo, unas dolencias que se pueden esquivar si se actúa sobre factores de riesgo como la mala alimentación, la obesidad, la inactividad física, el tabaco…
Y, coincidiendo con el Día Mundial del Corazón, la Asociación Española de Fabricantes de Vegetales Congelados (ASEVEC) ha querido recordar la importancia de incorporar verduras congeladas a la dieta diaria con el objetivo de mejorar la salud del principal órgano del cuerpo, el corazón, haciendo especial hincapié, tal y como afirman las entidades mundiales, en que cuidar la alimentación es clave para proteger el corazón y garantizar su funcionamiento.
“Las verduras son extraordinariamente buenas para un corazón saludable. Sus altos niveles en potasio ayudan a mantener niveles de tensión arterial normales, además de contar con múltiples vitaminas y precursores de vitaminas y varias sustancias antioxidantes y flavonas. Si bien es cierto que no hay una verdura mejor que otra. Lo ideal es consumir verdura de diferentes colores en el mismo día. Unas tienen más potasio, otras tienen más provitamina A, otras tienen más vitamina C, otras más fibras… Lo más importante es que, de los 400 gramos de verdura diarios recomendados, el consumo sea lo más variado posible a lo largo de las diferentes comidas. Una buena alimentación influye directamente en el funcionamiento del corazón, permitiendo que trabaje en las mejores condiciones sin tener que vencer la resistencia de los vasos sanguíneos por un aumento de presión o porque esté obstruido por placas de colesterol”, afirma la Dra. María Elisa Calle, coordinadora del Programa de Alimentación y Salud de la Fundación Española del Corazón y profesora de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Complutense de Madrid.
Aliadas para una vida saludable
Una buena circulación sanguínea, que ayude a evitar los problemas vasculares, es una de las ventajas derivadas del consumo diario de frutas y verduras. Y como hay que cuidar la salud todo el año, desde ASEVEC recuerdan que las verduras congeladas mantienen todas las vitaminas y minerales, ya que son procesadas justo en el momento de la recolección, y están disponibles todo el año, lo que supone un producto único a nivel nutricional y gastronómico.
Según la OMS, el consumo de frutas y verduras variadas garantiza una cantidad suficiente de la mayoría de los micronutrientes, de fibra dietética y de una serie de sustancias no nutrientes esenciales. Además, el aumento del consumo de frutas y verduras puede ayudar a desplazar los alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares o sal. El consumo diario de verduras, además de aportar pocas calorías por su escasez de grasa, ayuda a “protegerse frente a la diabetes de la madurez”. Además, su riqueza en agua, favorece la actividad normal del riñón” concluye la Dra. Calle.
Dentro de la familia de verduras, hay que destacar las de hoja verde como el brócoli, las coles, las espinacas, los espárragos verdes o los guisantes por su riqueza en vitaminas y minerales como el magnesio y la fibra. En este sentido, la doctora señala que dos de los principales problemas cardiacos son “la falta de ejercicio y el aumento de azucares en nuestra dieta diaria”. Con respecto al segundo advierte que “el azúcar no se ve, pero hay azúcar en todos los refrescos, en la mayoría de los panes, bollos, galletas, bases de pizza, hojaldres, masas etcétera, sin olvidar los azúcares que se añaden a lácteos, batidos, zumos, snacks, platos preparados, salsas de todo tipo…. Hay que revisar siempre la etiqueta y recordar que la OMS recomienda un consumo máximo de 30 gramos de azúcar al día y de 5 gramos de sal al día”
A estas recomendaciones, añade hacer ejercicio físico a diario, “un paseo de 45 minutos sería suficiente, consumir alimentos no procesados, al menos 400 g de verduras y frutas al día, tomar cuatro o cinco cucharadas de aceite de oliva virgen extra diariamente, tomar frutos secos —un puñadito, al menos tres veces a la semana—, consumir pescado azul al menos dos veces a la semana y al menos tomar dos raciones pequeñas de cereales integrales cada día.”
