La reciente entrada en vigor de las nuevas tarifas eléctricas en España, cuyo objetivo es fomentar el ahorro energético, la eficiencia y el autoconsumo, ha hecho que se ponga el foco, más que nunca, en los electrodomésticos de nueva generación que, gracias a sus novedades tecnológicas pueden ayudar a fomentar la eficiencia energética y optimizar el consumo de luz.
Y puesto que la cocina es, generalmente, el lugar que más gasto energético genera en la casa, desde la Asociación de Mobiliario de Cocina (AMC), han querido ofrecer una serie de claves para contrarrestar, con electrodomésticos de última generación, el incremento del gasto en luz que supone la nueva factura.
Electrodomésticos y factura de la luz
Etiquetado energético. En primer lugar, debemos conocer el etiquetado energético de los electrodomésticos, en función de si son más o menos eficientes. Están clasificados en una escala de la A —la calificación más eficiente— a la G, los peor valorados. En este sentido, escoger el modelo con la etiqueta A frente a la G, reduce el consumo de luz en un 40 %. Además, la constante evolución tecnológica y el proceso acelerado de transformación digital ha provocado que rápidamente surjan también las categorías A+, A++ y A+++, en respuesta a la demanda de un consumidor cada vez más comprometido con el entorno y ahorrador.
El frigorífico. Los que disponen de sistema no frost refrigeran o congelan los alimentos mediante el reparto homogéneo de aire frío, lo que evita la formación de escarcha. De este modo, generan frío de un modo mucho más rápido y constante en el interior, empleando mucha menos energía y generando la consiguiente reducción en la factura de la luz. Además, abrir y cerrar el frigorífico genera un incremento innecesario de consumo energético, por lo que los modelos con pantalla en la puerta o conectados al smartphone, nos permiten ver el interior sin abrirlo, siendo la opción más respetuosa con el entorno.
La campana extractora. Las campanas actuales, con sistemas de conexión automática a la placa de cocción, modifican de manera automática la potencia de succión, reduciendo el gasto energético durante la eliminación de los vapores y olores no deseados.
El horno. Los hornos antiguos son de los electrodomésticos que más gasto generan. Sin embargo, los actuales disponen de accesorios que mejoran su eficiencia, como las sondas térmicas inalámbricas, que cuentan con un indicador que informa de cuándo está lista nuestra receta al medir la temperatura del alimento, evitando así abrir y cerrar el horno, con la consiguiente pérdida de calor, y el aumento necesario en su consumo para volver a calentarse. Del mismo modo, la iluminación LED interior proporciona una mayor visibilidad durante la cocción sin apenas generar gasto. Algunos hornos cuentan con soporte Google Assistant que, junto con la cámara integrada, nos permite programar recetas y visualizar la cocción de los alimentos desde cualquier sitio a través de un smartphone porque el horno nos avisará de cuándo está lista. Además, los hornos de gran capacidad hacen posible cocinar varios platos a la vez sin que se mezclen los sabores, lo que conlleva un ahorro de tiempo y energía.
La placa de inducción. Aunque en un principio el precio de las placas de inducción es más alto y sólo permiten el uso de menaje ferromagnético, a la larga, son la opción más económica y sostenible. El ahorro energético puede alcanzar entre un 30 % y un 40 % ya que se calientan a una velocidad dos veces superior a las placas vitrocerámicas convencionales y gastan menos.
La lavadora. La nueva generación de motores inverter, al generar menos vibraciones, convierten nuestra lavadora en un electrodoméstico tan silencioso (apenas 50 decibelios) que podemos aprovechar las horas nocturnas, evitando las horas punta señaladas en la nueva ley, para hacer la colada. Con los nuevos avances tecnológicos también es posible ajustar la duración del ciclo según nuestras necesidades e incluso disponer de programas superrápidos de apenas 12 minutos e, incluso, podemos controlar cada minuto del ciclo de lavado y ajustar automáticamente la cantidad de agua y energía.
El lavavajillas. En primer lugar, además de la comodidad, el lavavajillas representa un ahorro de un 9 % frente al lavado a mano. Por otro lado, los programas Eco, aunque son más largos, nos pueden hacer ahorrar hasta un 20 % en el consumo eléctrico, además de un 16 % de agua, aunque también hay programas de lavado rápido para una limpieza perfecta en menos de una hora. Si optamos por modelos con sistemas de secado natural ahorraremos incluso más. Estos sistemas consisten en que la puerta se abre automáticamente al finalizar el programa de lavado y la vajilla se seca perfectamente empleando corrientes de aire naturales. Las nuevas generaciones, al ser particularmente silenciosas, sobre todo los programas nocturnos, nos permiten programar el lavavajillas para que funcione durante la noche, en un horario más económico.
Iluminación de bajo consumo. La iluminación LED, la más respetuosa con el medioambiente, destaca por su bajo consumo energético, que conlleva un ahorro de casi un 80 % en comparación con la iluminación tradicional, además de una altísima durabilidad de hasta 25 años.
