Ayer miércoles tuvo lugar, en la sede del Centro Tecnológico de la Industria Cárnica en la localidad de Alerón (La Rioka), una mesa de trabajo formada por diversos productores y técnicos, encaminada a desarrollar una herramienta para mejorar la gestión de los subproductos cárnicos, un tema que genera serios problemas por sus componentes medioambientales y […]

Ayer miércoles tuvo lugar, en la sede del Centro Tecnológico de la Industria Cárnica en la localidad de Alerón (La Rioka), una mesa de trabajo formada por diversos productores y técnicos, encaminada a desarrollar una herramienta para mejorar la gestión de los subproductos cárnicos, un tema que genera serios problemas por sus componentes medioambientales y económicos y que forma parte del proyecto ‘Valorización de Productos Animales de Bajo Valor Añadido’ (PABVA), que se está desarrollando en las comunidades de Galicia y La Rioja.

El objetivo de la reunión era la búsqueda de alternativas válidas para  los residuos cárnicos, a través del desarrollo de una futura herramienta de gestión en forma de información para el sector que ofrecerá diversas alternativas, según las circunstancias y necesidades de cada productor.

A través de una serie de encuestas realizadas a 50 empresas del sector en La Rioja, la nueva herramienta -que se llevará a cabo a partir del trabajo de campo realizado en Galicia por la Fundación Centro Tecnolóxico da Carne (CTC) y en La Rioja por el Centro Tecnológico de la Industria Cárnica (CTIC)- estará basada en la información obtenida a partir de tres tipos de empresas: mataderos, industria transformadora y carnicerías o pequeños obradores, relativa a qué tipo de subproductos generan y cómo están actuando con ellos.

Diferente destino, según el tipo de subproducto

El destino que actualmente se da a los subproductos cárnicos es variado: los que requieren una gestión más sencilla son los que no son desechables, sino consumibles, aunque de difícil salida comercial debido a motivos culturales o de hábitos de consumo. Es el caso de productos como la lengua, los riñones, la sangre o la tripa.

Los subproductos de gestión más delicada son los que tienen que ser retirados por exigencias de la legislación sanitaria, que a su vez deben de ser enviados a plantas especiales. Esta gestión supone un coste adicional y una complicación operativa realmente importantes para el sector.

Entre las experiencias que sobre este tipo de residuos se presentaron en la mesa de trabajo, se expusieron varias posibilidades, como la de convertir subproductos cárnicos en biogas, como actualmente ya está haciendo la asociación sin ánimo de lucro Sistema Integrado de Gestión de Residuos Orgánicos Biosostenible (SIGROB), buscando en la medida de lo posible una valorización energética, su uso en harinas para piensos y otros posibles destinos como los abonos o la industria cosmética y farmacéutica.