Tras el cierre de comedores escolares, restaurantes de empresa, cafeterías de hospitales y la cancelación de todo tipo de actividades de ocio y eventos, el sector de la restauración colectiva ha estimado unas pérdidas del 15% en los dos últimos meses, una situación que ha supuesto ya la disminución en 539 millones de euros de la facturación anual del sector y un 53 % del personal en ERTE.
Así lo aseguran desde Food Service España —la federación que integra a nivel nacional a las principales empresas del sector, 140 compañías que dan de comer cada día a más de 8,5 millones de personas—, que ha avanzado estas estimaciones destacando que, aunque durante los dos últimos meses las empresas del sector han seguido desarrollando parte de sus servicios de restauración en hospitales, residencias de personas mayores y/o dependientes, comida a domicilio y otros centros, solo en el sector de la enseñanza este periodo ha supuesto ya una bajada de 344 millones de euros de facturación y que la práctica totalidad de sus trabajadores se encuentren en una situación de ERTE cuya resolución final dependerá de los planes de desescalada y la llegada de una “nueva normalidad”.
Además de las pérdidas en este sector, las empresas afrontan también notables descensos en restaurantes de empresas, cafeterías de hospitales, eventos y espectáculos y en el sector transportes, entre otros, acumulando un descenso en su actividad que podría superar el 65 %. Además, al tratarse de un sector intensivo en mano de obra, el 53 % de los trabajadores están afectados por expedientes de regulación temporal de empleo.
La restauración colectiva ante la nueva normalidad posCOVID
Por ello, y de cara al futuro inmediato, desde la federación reclaman un diálogo abierto con las instituciones y la búsqueda de soluciones que permitan el desarrollo y fortalecimiento de un sector tan esencial como es el de la restauración colectiva, que alimenta anualmente a más de 8.5 millones de personas de todas las edades y condiciones.
En el ámbito escolar, las nuevas exigencias de seguridad van a precisar cambios en la dinámica del centro —menos alumnos por aulas, más turnos en los comedores, control en el uso adecuado de mascarillas, guantes, hidrogel…— que consideran que deberán ser consensuados y afrontados junto a los propios centros educativos.
“El propio sector afronta un reto enorme que parte ya de una situación muy adversa que se ha saldado con los ERTE y otros ajustes estructurales. A todo ello se suman los problemas financieros y de liquidez que ponen en serio riesgo la propia continuidad de muchas empresas, en un sector atomizado donde se mantienen muchas entidades pequeñas y de carácter familiar”, explican desde la Federación Española de Restauración Colectiva.
