El pasado mes de abril, el Consejo de Ministros aprobaba la declaración de La Trashumancia —junto con La Semana Santa y El Carnaval— como Manifestación Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial para que tenga una consideración unitaria en todo el territorio nacional y atendiendo también a su trascendencia internacional.
La Trashumancia en España constituye en la actualidad un patrimonio vivo. Además de haber contribuido a conformar la identidad cultural de muchos territorios de España, la actividad trashumante ha originado un rico patrimonio cultural y etnográfico, reflejado en fiestas y tradiciones, en la toponimia, en la gastronomía y en toda la arquitectura relacionada con esta actividad. También las manifestaciones de la tradición oral, la artesanía y las técnicas de pastoreo tradicional, así como la ordenación de los pastos en el marco del derecho consuetudinario son elementos de la cultura trashumante que esta actividad ayudó a transmitir a su paso por los diferentes y distantes territorios peninsulares.
Trashumancia e intercambio cultural
De esta manera, la Trashumancia ha sido tradicionalmente un mecanismo de intercambios culturales entre los diferentes territorios de la Península. A través de la amplia red de vías pecuarias, se produjo la transmisión de noticias y conocimientos, resultando que a lo largo de los diferentes territorios se genera una cierta homogeneidad cultural derivada de las interrelaciones sociales y culturales que este pastoreo producía.
La actividad ganadera trashumante ha aunado históricamente el aprovechamiento de los recursos naturales y el ganado mediante la denominada ‘cultura pastoril trashumante’, produciendo interrelaciones familiares, sociales, económicas, patrimoniales y biológicas y modelando y contribuyendo a la cohesión y vertebración del paisaje peninsular.
Consumo de cordero
En esta línea la Organización Interprofesional Agroalimentaria del Ovino y Caprino (INTEROVIC) ha valorado ahora esta declaración como Patrimonio Cultural Inmaterial y considera que esta protección institucional será más fuerte si va acompañada del consumo de la carne de cordero y cabrito como condición para que siga viva esta actividad cultural, representativa del pastoreo y de la actividad ganadera extensiva más ligada al mundo rural.
La Interprofesional destaca también la importancia que ha otorgado el Gobierno a la actividad trashumante al situarla al mismo nivel de reconocimiento cultural inmaterial que la Semana Santa y los carnavales.
De hecho, en la Fiesta de la Trashumancia 2016 que se celebró en Madrid participaron más de 2.000 ovejas y alcanzó una importante repercusión mediática tanto a nivel nacional, como internacional. Un evento que pone en valor la actividad económica que genera el ovino y caprino, su sostenibilidad, aportación medioambiental y contribución a la fijación de la población en el medio rural.
