La European Federation of Origin Wines (EFOW) ha lanzado un llamamiento formal a los ministros de Agricultura de los principales países productores de vino de la Unión Europea solicitándoles que se movilicen para garantizar la continuidad del sistema de autorizaciones de plantación de viñedos más allá de 2030, año en que finaliza su vigencia.
Las organizaciones miembro de EFOW —de la que forma parte la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV), junto a las organizaciones representativas de las Denominaciones de Origen de Francia, Italia y Portugal— piden a los ministros que constituyan una plataforma común sobre la continuidad de autorizaciones para plantaciones de viñedo, algo que ya hicieron durante la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) de 2013. En este sentido, la organización europea ha remitido también el asunto a la Presidencia alemana del Consejo Europeo para que incluya el tema en el orden del día de la próxima reunión de este, destinada a alcanzar un acuerdo sobre una orientación general relativa a la reforma de la PAC que presentará la citada presidencia a mediados de octubre.
Continuidad de autorizaciones para plantaciones de viñedo
Aunque la finalización del sistema está fijada para 2030, desde EFOW consideran que “es urgente tomar una decisión sobre su futuro en el contexto de la actual reforma de la PAC. El viñedo es una planta perenne que necesita planificación, inversiones y gestión a largo plazo. Un viñedo de nueva plantación comienza a producir vino después de tres o cuatro años, por lo que un viñedo plantado en 2024 producirá vino ya en los últimos años de vigencia del sistema. Así, resulta imperativo que el futuro reglamento de la PAC establezca el marco en el que los productores de vid operarán desde el año 2031 en adelante”.
“El actual sistema de autorizaciones, que no implica coste presupuestario, ayuda a evitar crisis de sobreproducción y disminución de la calidad. Asimismo, contribuye a mantener los viñedos en zonas complicadas —las vides, especialmente las destinadas a la producción de vinos con denominación de origen, a menudo se plantan en zonas donde no crecería ningún otro cultivo— y permite el desarrollo de pequeñas explotaciones familiares. Aunque el sistema tenga aspectos mejorables que la Comisión Europea y los Estados Miembro deben trabajar en la revisión intermedia del sistema prevista en la propia normativa europea, es un mecanismo que garantiza un crecimiento sostenible del viñedo”, explican desde la Federación europea de Denominaciones de Origen.
