Tan solo en la Comunidad de Madrid se consumirán durante esta Semana Santa más de 3,5 millones de torrijas artesanas, dos millones de pestiños y quinientas mil monas de pascua, según las previsiones de la Asociación de Empresarios de Pastelería Artesana de la Comunidad de Madrid (AEPA), una organización que agrupa a más de 800 pastelerías de toda la región.
Unas cifras que indican que la torrija sigue siendo el dulce más demandado de la Semana Santa y, junto a las tradicionales bañadas en vino o leche, también se elaboran las rellenas de diversas mermeladas, cremas y chocolate o las mini-torrijas. Junto a la torrija, también se demandan en estas fechas las monas de Pascua y los pestiños, éstos últimos de gran tradición en la región.
En la Comunidad de Madrid existen más de 2.000 establecimientos dedicados a la venta de productos de pan, pastelería y confitería, en muchos casos negocios familiares que aúnan tradición y modernidad en la elaboración de sus productos.
Tradición centenaria
El origen de la torrija se remonta a finales del siglo XV cuando empezó a elaborarse en conventos y palacios. Más tarde la torrija se convirtió en un postre casero aprovechando el pan sobrante y enriqueciéndolo con leche, azúcar y huevos.
“Miel y muchos huevos para hacer torrijas” describía el poeta Juan del Enzina, quien señalaba el plato como indicado para la recuperación de parturientas. A partir de esta cita, las primeras recetas de esta elaboración se remontan al Libro de Cozina de Domingo Hernández de Maceras (1607) y Arte de cozina, pastelería, vizcochería y conservería, de Francisco Martínez Motiño (1611).
Ya en tiempos más recientes, en el siglo XX, las torrijas llegaron a convertirse en un plato muy habitual en las castizas tabernas de Madrid, donde se servían acompañadas de un buen vaso de vino.
La torrija hoy
Hoy en día la torrija se ha convertido en un dulce tradicional en la época de Cuaresma y Semana Santa en España. Un alimento de origen casero y sencillo, pero contundente, que actualmente se ha adaptado a las nuevas tendencias, con propuestas vanguardistas como torrijas elaboradas con leche y cardamomo, torrijas con crema pastelera, versiones aderezadas con miel de arce en lugar del tradicional almíbar, otras en las que la base es de pan de espelta, recetas con vino, vainilla, chocolate… como alternativa a las tradicionales, más demandadas, en las que una rebanada de pan empapada en leche o vino y que, tras ser bañada en huevo y frita en aceite, se aromatiza con canela o licor y se endulza con almíbar, azúcar o miel.
