Comienza una nueva edición de la Semana de la Tapa por Castilla y León que este año, coincidiendo con la conmemoración del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa se tematiza poniendo el foco en el origen de la cocina teresiana.
La iniciativa, que se celebra desde hoy lunes y hasta el próximo 12 de abril reúne a más de 200 establecimientos de Castilla y León que ofrecen sus tapas teresianas como ‘auténticos bocados con alma’ a un precio unificado de 1,50 euros, y con unos criterios básicos de ‘tapas sencillas y austeras, pero llenas de sabor’.
En total son 218 tapas teresianas que se pueden probar en bares y restaurantes de toda Castilla y León: 21 restaurantes de Ávila, 33 de Burgos, 32 de León, 20 de Palencia, 19 de Salamanca, 23 de Segovia, 11 de Soria, 33 de Valladolid y 26 de Zamora, ciudades en las que además se mantendrán abiertos cerca de cuatrocientos monumentos hasta la finalización de la Ruta, el 6 de abril.
Al estilo de Santa Teresa
La cocina teresiana o carmelitana está basada en un menú sencillo y fácil de elaborar que retrotrae al ambiente cálido y familiar que Santa Teresa quería para sus conventos y donde, aunque en manera austera se cuidaba la preparación de la comida de los frailes y de las monjas.
Una cocina que desde que la fundación de la Orden en el siglo XIII tiene una nota peculiar que la define, la de la ausencia de la carne, exceptuado el caso de enfermedad o de viaje, por lo que el día a día se basa siempre componentes como verdura y fruta, pescado — sobre todo el bacalao y otros pescados salados—, leche, huevos y postre casero de dulce, de acuerdo con el Portal Carmelitano.
Era lo que se denominaba como ‘comer siempre de vigilia’, es decir, lo que el resto de cristianos hacía únicamente en los viernes y tiempo de cuaresma, que los carmelitas lo extienden a todo el año.
Excepto el caso del pescado, el resto son materias primas que se podían conseguir dentro del propio convento, una forma práctica de lograr una cierta autonomía económica. Por eso, en los libros de recetas del Carmelo Teresiano está ausente todo aquello relativo a la preparación de la carne. Es lo que la distingue de otras cocinas, incluso monásticas. Se puede considerar, por tanto, una alimentación vegetariana y de corte tradicional, que da mucha importancia a la preparación propia y casera de todos los alimentos.
