El próximo 30 de noviembre los gobiernos de todo el mundo se reunirán en París, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 21) para, tras veinte años de debates, mediaciones y encuentros fallidos, intentar concluir, por primera vez, un acuerdo vinculante y universal.
En este sentido, la organización internacional Slow Food advierte que en las 54 páginas del texto de las negociaciones en la Conferencia de París no se cita en ningún momento la palabra ‘agricultura’, aunque haya muchas referencias al tema de la seguridad alimentaria. Una laguna gravísima según Slow Food, que ha afirmado que “no reconocer la importancia de la relación entre alimentación y clima es una grave falta” y ha emitido el siguiente comunicado:
“La ausencia de este término significa relegar al margen de la discusión una cuestión que, sin embargo, es central: la relación entre la alimentación y el clima. Dependiendo del sistema que se tome como referencia, la agricultura, la ganadería y la producción de alimentos representan muchas cosas: por una parte, una de las causas principales del cambio climático; por otra, una de las víctimas; por otra más, una de las soluciones posibles. El hecho de que la atención se esté concentrando sobre los sectores de la energía, de la industria pesada y de los transportes significa no reconocer el papel clave de la agricultura.
Por esto Slow Food dirige a los representantes de los países y las instituciones internacionales reunidos en París el llamamiento ‘No nos comamos el clima’, a fin de que la agricultura se encuentre en el centro del debate. Este llamamiento parte de la necesidad de subrayar cómo solo a través de un cambio radical de paradigma en el actual sistema de producción, transformación, distribución, consumo y eliminación de los alimentos se podrá conseguir mitigar el cambio climático.
Al mismo tiempo, a la luz de los ataques terroristas en París y a la decisión de las autoridades de seguridad pública de cancelar la Marcha por el Clima, Slow Food, con el aval del presidente internacional Carlo Petrini, apoya la solicitud de la sociedad civil de no ceder ante el miedo y de poder expresar a través de la movilización de la gente en las calles la necesidad de luchar contra la injusticia, la pobreza, la desigualdad y el desastre ecológico causados también por las consecuencias del cambio climático del que se debate en la Cop 21.
Es más urgente cada vez reintegrar valor a los alimentos, reduciendo el despilfarro, promoviendo prácticas agroecológicas, alentando las cadenas cortas. Si, por el contrario, prevalece el modelo agroalimentario industrial moderno —basado en el uso creciente de derivados del petróleo, la producción en amplia escala y la explotación indiscriminada de los recursos naturales—, no solo no será posible invertir la tendencia, sino que afectara más negativamente cada vez sobre el aumento de la temperatura media, que según el Quinto Informe de Evaluación del IPCC, en el último siglo ha ya registrado un incremento de +0,85°C.
El modelo agroalimentario industrial moderno se funda en una idea de crecimiento infinito cuando los recursos de nuestro planeta son finitos. Armonizar esta certeza con las cifras de la población mundial, destinada a alcanzar los 9.000 millones de seres humanos antes de 2050, es uno de los más importantes desafíos que tenemos por delante. Por esto, a través del llamamiento que Slow Food invita a todos a firmar, solicitamos que los países y las instituciones reunidas en París promuevan políticas internacionales eficaces, dirigidas a alcanzar el objetivo de un cambio radical del sistema alimentario actual”.
