Es uno de los quesos más antiguos y preciados del mundo. Intrínsecamente vinculado al territorio italiano en el que se produce, hoy en día se sigue elaborando como desde hace nueve siglos, de forma artesanal y totalmente natural, sin aditivos, solo con leche, cuajo y sal.
Es el Parmigiano Reggiano, cuyos orígenes se remontan a la Edad Media, cuando los monjes benedictinos impulsaron la búsqueda de un queso que tuviera una larga duración en el tiempo, y lo consiguieron secando la masa y aumentando el tamaño de las piezas, con lo que lograron prolongar su vida útil para el consumo y extenderlo más allá de su zona de producción.
La primera referencia escrita sobre este queso data de 1254, y se encuentra en un acta notarial del archivo del Estado de Génova, en la que ya se menciona el caseus parmensis, aunque el texto más representativo en el que aparece está fechado en 1344, cuando en su obra El Decamerón, Boccaccio describe la comarca del Bengodi y menciona “una montaña de parmigiano rallado donde se hacían rodar macarrones y raviolis”, avanzando ya uno de los usos que de este queso se podía hacer en la cocina, y que en la actualidad da lugar a elaboraciones como esta Tarta salada de rosas de Parmigiano Reggiano, pasta de tomate seco y almendras, una receta ofrecida por la Denominazione d’Origine Protetta (DOP) Parmigiano Reggiano.
Tarta salada de Parmigiano Reggiano, pasta de tomate seco y almendras
INGREDIENTES
Para 8 personas
- 140 g de leche entera
- 200 g de harina
- 200 g de harina de manitoba (o harina americana, harina de trigo de gran fuerza)
- 7 g de levadura de cerveza deshidratada
- 80 ml de agua
- 20 ml de aceite de oliva
- 1 cucharadita de sal
- 150 g de pasta de tomate seca
- 80 g de queso Parmigiano Reggiano rallado
- 50 g de almendras
ELABORACIÓN
En una batidora añadimos los dos tipos de harina, la levadura, el agua y el aceite. Mezclamos todos los ingredientes y después amasamos durante unos 15 minutos, añadiendo la sal hacia el final, hasta obtener una mezcla suave y elástica. Cubrimos con papel film y dejamos reposar hasta que duplique su tamaño (unas 2 horas).
Después de este tiempo, extendemos la masa sobre una tabla enharinada y con un rodillo formamos un rectángulo de unos 45×30 cm. Extendemos la pasta de tomate seco sobre la masa, hasta 2 cm de los bordes, y espolvoreamos con el queso y la almendras fileteadas. Enrollamos hasta obtener un cilindro estrecho con el pliegue hacia abajo.
Con un cuchillo afilado, cortamos en rodajas de unos 3-4 cm de grosor y las colocamos una al lado de la otra en un molde forrado con papel de hornear. Cubrimos con un paño húmedo y dejamos reposar unos 30 minutos.
Horneamos la tarta en el horno ya caliente a 190 ºC durante 45 minutos. Cuando esté, retiramos del horno y dejamos enfriar antes de servir.





