Los quesos de Suiza son famosos en todo el mundo gracias al cuidado y a las características artesanales con las que se elaboran. El pastoreo de las vacas es obligatorio en este país donde está totalmente prohibido el uso de hormonas y antibióticos en la crianza de ganado y donde ningún queso puede fabricarse con aditivos químicos.
Para elaborar un queso suizo se utiliza casi el doble de leche que para fabricar un queso de producción industrial. Las queserías reciben dos veces al día la leche recién ordeñada para garantizar la elaboración de un producto fresco y sano. El uso de leche cruda, no pasteurizada, posibilita un sabor más intenso y potencia los aromas derivados del pasto y forrajes.
Unos sabores que se deben, en esencia, a la leche con la que se elaboran, no pasteurizada y de las mejores vacas, vacas no hormonadas y alimentadas con pastos del prado, heno y hierbas naturales. Gran parte del mérito es de éstas, pero, son los maestros queseros suizos los que siguiendo el mismo proceso que cientos de años atrás, se encargan de transformar la leche en quesos de excelentísimo sabor, sin aditivos, ricos en vitamina D y aptos para intolerantes al gluten y a la lactosa, quesos que dan lugar a platos como estas Brochetas yakitori con queso Appenzelle, una receta ofrecida por Quesos de Suiza.
Brochetas yakitori con cecina y queso Appenzelle
INGREDIENTES
Para 8 brochetas
- 120 g de queso suizo Appenzeller
- 8 lonchas de cecina
- 1 rábano negro (o un rábano rosado grande)
- Salsa de soja o salsa yakitori (se compra en tiendas asiáticas)
Y además
- 8 pinchos pequeños de metal o madera
ELABORACIÓN
Antes de nada, precalentamos el horno a 200 °C.
Mientras tanto, cortamos el queso en ocho trozos de 1 cm de ancho y unos 10 cm de largo.
Colocamos cada pieza de queso en uno de los pinchos, y a continuación lo rodeamos con una rodaja de carne curada, apretando bien el queso.
Colocamos las brochetas en una fuente adecuada y horneamos durante unos 3 a 5 minutos, hasta que el queso se derrita.





