Las tradiciones culinarias de diferentes partes del planeta muestran como la riqueza está en la diversidad, a la vez que nos aproximan hacia un terreno compartido en todo el mundo. La habilidad para preparar alimentos a partir de materias primas excepcionales da como resultado un reducido, pero exquisito número de obras maestras y sobre todo, […]
Las tradiciones culinarias de diferentes partes del planeta muestran como la riqueza está en la diversidad, a la vez que nos aproximan hacia un terreno compartido en todo el mundo.
La habilidad para preparar alimentos a partir de materias primas excepcionales da como resultado un reducido, pero exquisito número de obras maestras y sobre todo, la capacidad para disfrutar de algunos de los mejores placeres gastronómicos del mundo.
Como lo son, sin duda:
El Foi gras d’oie
En plena región francesa de Las Landas, Montaut es una sencilla aldea
que ha logrado elevar el foie a la categoría de disciplina artística. Y en ese pequeño entorno, la casa Lafitte, fundada en 1920 y referente de calidades en toda la región, lo sabe todo acerca de ocas y patos sobrealimentados, pero exclusivamente con cereales y hierbas aromáticas.
Es tal el dominio que han conseguido en la preparación de sus productos, que un cremoso y perfumado hígado entero de oca puede provocar placenteros escalofríos a quien lo degusta.
Bombones Neuhaus
Los belgas compiten con los suizos en sabidurías chocolateras y aseguran que mientras los alpinos prefieren satisfacer demandas amplias, ellos ejercen la aristocracia del gusto.
Jan Neuhaus comenzó en 1857 preparando sus novedosos pralinés o rellenos como remedio farmacéutico para la melancolía, un mal contra el que mostraron plena eficacia como lo demuestra el hecho de que hoy en día siguen aportando una sabrosa dosis de optimismo.
Caviar Beluga
Las huevas de esturión, maravillosas y bellas perlas negras que la literatura y el cine han universalizado en multitud de ocasiones recogidas por finas cucharillas de nácar, han sido desde siempre las protagonistas indiscutibles de dispendiosas y apasionadas cenas de la alta sociedad mundial.
Ante la creciente escasez del caviar ruso, ahora el relevo lo ha tomado el iraní, y de las tres variedades más distinguidas –sevruga, osetra y beluga según provengan de esturiones stellatus, guelden o huso– es el beluga, escaso y prohibitivo, el que en los últimos años se ha convertido en oscuro objeto de deseo.
Sal rosa himalaya
Cuando hace doscientos millones de años, el choque de los continentes elevó la cordillera del Himalaya desde el fondo del mar hasta el techo del mundo, la sal cristalizó en depósitos que los depósitos de hierro tiñen de color rosa.
Mineralizada, intensa, crujiente, sensitiva, debemos utilizarla para sazonados previos al consumo. La de L’Himalayen incorpora molinillo y especias: pimiento de Espeleta, hierbas mediterráneas, vainilla tahitiana y té verde de Yunnan.
Café Blue Mountain
¿El mejor arábica del mundo? Probablemente. Lo cultivan agricultores jamaicanos en plantaciones de sol y bruma que rozan los dos mil metros de altura, allí donde el bosque denso de las Montañas Azules, la cima del Caribe, abre alguno de sus escasos claros.
Comercializado bajo estrictas normas y selecciones, pocos pueden permanecer indiferentes a su suavidad, discreta acidez, regusto afrutado, bajo nivel de cafeína. Un equilibrio perfecto.
Pingus
Para que el vino español más caro y solicitado esté donde está ha sido necesario que Peter Sisseck, el enólogo danés que lleva tres lustros largos en Quintanilla de Onésimo afinando producciones mediante ciencia y magia, lograra extraer el alma pura y palpitante del tempranillo.
Robert Parker ya le dio un cien sobre cien. Si encuentra alguna botella a precio de bodega adquiérala: de inmediato le ofrecerán el doble.
Whisky Talisker
La isla de Skye, un montuoso recorte noroccidental de las Tierras Altas escocesas, produce un whisky único de malta exclusiva y destilería legendaria: la que fundaran en 1830 los hermanos MacAskill al borde de la rocosa costa de Loch Harport.
Por eso, el frío y salado regusto del mar comparte plaza con una suavidad, un dulzor, unos ahumados y unos picantes sin igual que los años ensamblan en una larga persistencia de carácter y elegancia.
Joselito Gran Reserva
“Una loncha en boca es como darse una vuelta por el paraíso. Todos los sentidos irrumpen en gozo: la vista que contempla admirada como suda sustanciosidad, el olfato que detecta una carne noble curada dulcemente y el paladar que siente asombrado ese sabor único que posee el jamón, jamón, el de cerdo ibérico alimentado con bellotas. Un bocado celestial insuperable”, dijo en su día Rafael García Santos. Y verdaderamente no hay nada más que añadir.
Angulas en aceite de oliva
Nada de gulas o de los otros sucedáneos. Angulas de verdad, de las que aún se pescan en la desembocadura del Nalón o se pescaban en el Piles. Habrá quien diga que el sabor lo pone la guindilla, el aceite y el ajo de la fritura, pero nos gustan por legendarias y caras.
Y puesto que en breve comenzará una veda mundial y permanente, esta latita gallega puede servir para adelantar despedidas.
Anchoa cantábrica
La escasa y casi siempre vedada anchoa cantábrica, lomos de los mejores bocartes del mundo salados, prensados, madurados y cubiertos de oliva por expertas manos, tiene en la conservera Lolín de Castro Urdiales un referente cuando hace unos años adquirió, rula a rula, el ochenta por ciento de la última costera permitida.
Entonces cada pescadín salió por más de un euro. ¡Y pensar que hace relativamente poco te los pescaderos los regalaban con la compra de piezas grandes!