La sal permite múltiples combinaciones, a cual más sorprendente. Como es el caso de la Sal de arbequina, un producto que forma parte de la exquisita gama producida por Sal de Añana, fruto del trabajo de investigación de Salinas de Añana y Oleaverum.
La sal permite múltiples combinaciones, a cual más sorprendente. Como es el caso de la Sal de arbequina, un producto que forma parte de la exquisita gama producida por Sal de Añana, fruto del trabajo de investigación de Salinas de Añana y Oleaverum.
Se trata de una escama de “Sal y Olivas Arbequinas”, con un delicado sabor a esta aceituna de la que se extrae uno de los mejores aceites del mundo. Especial por su textura en boca, aromas balsámicos y especiados con notas de fruto verde y con un recuerdo de aceite virgen extra de arbequina.
Recomendada para dejar en la mesa y que los comensales puedan verla, tocarla, disfrutarla y decidir el punto de sazón que quieren en sus platos. Y así, mantener la sal en su estado óptimo con el resultado de un aliño fino, agradable y a su vez una textura crujiente en boca, que se comercializa como sal de arbequina y como flor de sal de arbequina.
El Valle Salado de Añana
Hace más de 2.000 años ya se producía sal en el llamado Valle Salado de Añana. Y hace 1000 años, antes incluso de que existieran las actuales ciudades de Vitoria, San Sebastián o Bilbao, ya existía una importante villa fundada en los alrededores de la explotación.
El Valle Salado de Añana es una salina de interior que ocupa alrededor de 120.000 metros cuadrados del fondo de un valle en el municipio alavés de Añana. Después de siglos de historia, actualmente la antigua fábrica de sal se ha convertido en un importante producto turístico y gastronómico, que desde el año 2010 ha comenzado a comercializar su sal sin ánimo de lucro, tras su reconversión en Fundación.
