Al morderlas, su líquido interior aporta todo el sabor de una de las mejores ginebras, combinado con una suave tónica y el aroma del limón. Son las nuevas esferas comestibles de Gin&Tonic, coctelería molecular pura.
Citadelle Gin acaba de presentar un nuevo pack para disfrutar de una experiencia sensorial diferente, incorporando por primera vez unas esferas de Gin&Tonic. La marca se adentra así en el terreno de la coctelería molecular, con un Gin&Tonic presentado de una forma innovadora.
El nuevo pack, que ya se encuentra a la venta, incluye una botella de Citadelle Gin (70 cl), seis Gin&Tonics esterificados y seis cucharillas. Las esferas simplemente se deben servir en las cucharillas, listas para consumir.
El enebro, alma de la ginebra
Elaborada por la Maison Ferrand, Citadelle es una ginebra destilada en alambique de Cognac, a llama viva, a partir de trigo de la región francesa de Beauce y con 19 botánicos. Una dry gin que se destila en pequeños alambiques de cobre de 25 hl con un cuello de cisne muy bajo para desarrollar muchos más aceites esenciales y sabores.
Cuando uno piensa en ginebra, el primer sabor que le viene a la mente es el enebro. Es la esencia de la mayoría de ginebras del mercado y el pilar de los botánicos de Citadelle Gin. Tanto es así, que los otros 18 botánicos empleados se seleccionan especialmente para ensalzar el sabor del enebro, por lo que en la destilería se refieren cariñosamente a él como “el rey de los botánicos”.
Alexandre Gabriel —maestro destilador, cultivador de enebro— viajó muy lejos hasta encontrar los mejores botánicos y bayas de enebro. Y así fue como llegó hasta Croacia. “Allí he encontrado el mejor enebro. En el punto óptimo de maduración, aporta el aroma perfecto a Citadelle Gin”, afirma Gabriel, añadiendo: “No guardamos las bayas de enebro de un año a otro. Citadelle Gin se destila estacionalmente, de marzo a noviembre, así que nunca utilizamos las mismas”.
En su elaboración, las bayas de enebro, así como el resto de botánicos son infusionados en frío individualmente para garantizar que se consigue la personalidad propia de cada uno de ellos. “Soy tan perfeccionista respecto a las especias de nuestra receta que incluso me planteo plantar árboles de enebro en nuestra finca, aquí en el suroeste de Francia”, comenta Gabriel.
