Casi un millar de bodegas de Castilla-La Mancha participan en la próxima edición de FENAVIN, la ya tradicional Feria Nacional del Vino que se celebrará, del 9 al 11 de mayo próximo en el Recinto Ferial de Ciudad Real. Desde grandes grupos bodegueros a pequeños proyectos personales, todos coinciden en el empujón comercial que ofrece la feria a los vinos de la región.
Y es que, Castilla-La Mancha produjo en 2014 un total de 31,2 millones de hectólitros de vino. Si los poco más de dos millones de habitantes de la región tuvieran que consumir toda la oferta de ese año, deberían haber bebido 42 litros de vino al día cada uno de ellos, incluyendo abstemios, embarazadas y menores de edad. Por lo tanto, es necesario abrir mercados fuera de la región. Y FENAVIN, según aseguran sus organizadores, se ha convertido en un gran instrumento para que las bodegas de Castilla-La Mancha den salida a la ingente producción del llamado ‘viñedo del mundo’. De hecho, en esta edición, 918 bodegas y cooperativas de la región participarán en la Feria.
Este 2017 la Junta de Castilla-La Mancha vuelve a apoyar económicamente la celebración de FENAVIN y, además, la Junta contará con un stand de más de 200 metros cuadrados y colaborará también en las actividades paralelas, impulsando la iniciativa ‘Metidos en el laberinto lo mismo da blanco que tinto’, que promociona la cultura del vino por varias localidades de la provincia los meses previos a la Feria.
Y es que, a pesar de ser una región eminentemente productora, y de disponer de nueve Denominaciones de Origen —Valdepeñas, La Mancha, Manchuela, Ribera del Júcar, Uclés, Méntrida, Mondéjar, Almansa y Jumilla—, el consumo del vino en Castilla-La Mancha es uno de los más bajos de toda España.
También microbodegas en FENAVIN
En FENAVIN caben todas las bodegas de Castilla-La Mancha, sea cual sea su filosofía. Caben los grandes grupos, pero también microbodegas como la albaceteña 4Verticilos, proyecto personal del enólogo e ingeniero agrónomo Vidal Alejandro Pérez, que controla todo el proceso de producción de las poco más de 5.000 botellas que comercializa al año desde La Manchuela conquense. Su premisa: potenciar la calidad de un vino de terroir fabricado principalmente con variedad bobal.
Para este pequeño productor, que acude por primera vez a la feria, ésta ha sido un motor para la comercialización de los vinos de la región, pero reivindica también el lugar para proyectos pequeños como el suyo frente a las grandes compañías que imponen las tendencias de mercado: “En FENAVIN, como no podía ser de otra forma, son predominantes los vinos de nuestra región, lo cual es vital para extender nuestra presencia a la práctica totalidad de las zonas comercializadoras mundiales del vino, además de que otros productos que buscan segmentos de mercado diferentes, como es nuestro caso, adquieran presencia y empiecen a posicionarse”, comenta Rivera.
