En el marco de Salón Gourmets que se ha celebrado en Madrid, Castilla-La Mancha presentó ayer miércoles su nueva marca de garantía Campo y Alma, que identificará a partir de ahora a los productos con Denominación de Origen Protegida (DOP) o Indicación Geográfica Protegida (IGP) de esta comunidad autónoma.
Con este nuevo sello de garantía, Castilla-La Mancha quiere sintetizar en dos palabras lo que es esta región: el campo, con una comunidad rural, con el sector agroalimentario como motor de la economía y el mundo rural con las raíces de la tierra y, por otro lado, el alma de la esencia como región.
El uso de la marca Campo y Alma lo podrá solicitar cualquier operador que disponga de certificado para productos con alguna de las veintiocho denominaciones de origen protegidas o con las siete indicaciones geográficas protegidas con que cuenta actualmente Castilla-La Mancha. Hasta el momento, ya ha han solicitado autorización para añadir este sello en sus productos un total de quince operadores.
Campo y Alma
“Esta marca nace fruto del planteamiento del propio presidente de Castilla-La Mancha al inicio de la legislatura, y actuará como doble sello de garantía de calidad, siendo una marca de marcas que aporta valor de marcas, el de las denominaciones de origen e indicaciones geográficas protegidas y el de la propia marca en sí”, explicaba el consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, durante el acto de presentación, aprovechando para pedir también el apoyo de la restauración “para seguir impulsando los alimentos que mejor representa a Castilla-La Mancha, llevando con su nombre a la región y a todos los hombres y mujeres del medio rural que lo hacen posible y a los agricultores y ganaderos, a cualquier rincón del mundo”.
Una marca tiene como objetivo fundamental poner en contacto al agricultor o el ganadero con los consumidores a través de los productos de calidad diferenciada de la Comunidad. Y para llegar a los consumidores se ha previsto la puesta en marcha de una campaña promocional por valor de 600.000 euros en centros comerciales, en cadenas de distribución, pequeños y grandes comercios y en los espacios concurridos como los metros de Madrid, Barcelona o Valencia.
