Melones y sandías. Frutas frescas, de temporada, en su mejor momento de consumo y, gracias a su elevado contenido en agua, en el mejor momento para ser disfrutadas por el consumidor.
Melones y sandías. Frutas frescas, de temporada, en su mejor momento de consumo y, gracias a su elevado contenido en agua, en el mejor momento para ser disfrutadas por el consumidor.
Melones
Aunque no se sabe con exactitud su origen, la mayoría de las teorías apuntan a que proviene de África. Sin embargo, el cultivo de esta fruta se atribuye a la India. Su nombre viene del término griego melon que significa ‘manzana grande’.
Existen cientos de variedades de melón, que se reconocen según su forma, color, sabor, lugar de origen y mejoras genéticas. Las más conocidas y consumidas en España, según el MAGRAMA, son: Piel de sapo, Tendral, Honey Dew, Galia, Charentais, Español, Cantalupo, Amarillo, Serpiente o Branco, entre otros.
En cuanto a su estacionalidad, es durante los meses de verano, desde julio hasta septiembre, cuando se cosechan los melones cultivados al aire libre, cuidando que el fruto esté completamente maduro y haya desarrollado el sabor y aroma dulce tan particular. En los meses de invierno, de noviembre a enero, podemos degustar el melón Tendral.
Sandías
El origen de la sandía se sitúa en el desierto sudafricano de Kalahari, donde era una preciada fuente de agua transportable. También los antiguos egipcios, hace más de 5.000 años utilizaron las sandías para decorar sus tumbas. Los árabes eran grandes consumidores de esta fruta a la que otorgaban propiedades desintoxicantes. Los europeos llevaron la sandía a América, donde su cultivo se difundió por todo el continente.
Según el MAGRAMA tiene constancia de más de cincuenta variedades de sandía, que se clasifican en función de la forma de sus frutos, el color de la pulpa, el color de la piel, el peso, el periodo de maduración, etc.
Respecto a su estacionalidad, las sandías cultivadas al aire libre florecen entre finales de primavera y principios de verano, por lo que los frutos están en su punto óptimo de sazón a lo largo de todo el verano y principios del otoño. No obstante, la sandía se cultiva en invernadero, por lo que es fácil disponer de ejemplares a lo largo de todo el año.
Cómo acertar
Pero como no siempre resulta fácil acertar en la elección de los mejores ejemplares, tanto en el caso del melón como de la sandía, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha elaborado un práctico decálogo para ayudar en la decisión de compra:
- En su época: el melón y la sandía deben tomarse en su época, entre finales de mayo y primeros de octubre. Siempre tendrán más calidad que los productos de invernadero —importados de América y África— que se pueden encontrar el resto del año.
- Los de arriba: los ejemplares que en la frutería están en la parte de arriba sufren menos golpes y suelen estar en mejores condiciones.
- Duros al tacto: la falta de firmeza indica que están pasados.
- Sin grietas: descartar los que tengan defectos, pero sin obsesionarnos. Una manchita más clara no es mal síntoma: el fruto puede estar maduro pero esa es la zona que reposaba sobre la tierra durante el cultivo.
- El toquecito y la compresión: la sandía se golpea levemente y si está en su punto sonará a hueco. El melón se aprieta por sus extremos: si está en su punto la base cederá ligeramente y el otro extremo (el pedúnculo) se abombará un poco.
- Aroma de fruta madura: la zona del pedúnculo debe oler a fresco.
- Color moderado: los melones verde intenso aún no están en su punto, aunque en la sandía hay más matices.
- Comprados en piezas: la ventaja es que a simple vista verás si están maduros. El inconveniente es que se pierde frescura respecto a un melón o una sandía recién cortados.
- Cortar y conservar: en el melón hay que eliminar los dos extremos —en la sandía no hace falta— y apartar las semillas. Lo que sobre se guarda en la zona menos fría de la nevera, bien tapado para que no coja olores.
- Y si aun así fallamos: Si se ha comprado un melón o una sandía que aún no han madurado, lo importante es darse cuenta antes de abrirlos. Se pueden hacer madurar en casa guardándoles en una habitación seca y fresca.
