El Consejo Regulador de Mantecados y Polvorones de Estepa ha recibido hoy miércoles la notificación de la inscripción de Polvorones de Estepa en el Registro de Denominaciones de Origen Protegidas y de Indicaciones Geográficas Protegidas de la Unión Europea.
Tras su publicación en el Reglamento de Ejecución, el Diario Oficial de la Unión Europea recoge hoy miércoles, 9 de marzo, la inscripción de Polvorones de Estepa en el Registro de Denominaciones de Origen Protegidas y de Indicaciones Geográficas Protegidas.
Un hecho que para el sector y el pueblo de Estepa supone un nuevo hito y responde al reconocimiento de la historia, artesanía, tradición y calidad de un producto que cada Navidad está presente en todos los hogares españoles, siendo testigos año tras año de estos momentos tan especiales para las familias.
El hecho de que se lleven haciendo mantecados y polvorones de Estepa desde hace más de un siglo y que éstos gocen de una gran reputación y prestigio, no es gracias al azar, sino fruto del esfuerzo y dedicación de cada generación que ha ido velando por mantener y mejorar la calidad de unos productos originarios de la zona, que posteriormente otras comarcas han empezado a producir.
Más de un siglo de tradición
En el término municipal de Estepa, ubicado en la zona sureste de la provincia de Sevilla, se asientan todas las industrias dedicadas a la elaboración y envasado de los productos que abarca la Indicación Geográfica Protegida Mantecados de Estepa. En esta localidad existió siempre una larga tradición dulcera de alta reputación. De hecho, en el siglo XVI fue un pastelero quien, en representación de su gremio, firmó en la transacción que se hizo de estos pagos al primer Marqués de Estepa.
El origen del mantecado se remonta al siglo XVI en el Convento de Santa Clara de Estepa, donde se conservan referencias a la elaboración de Mantecados de Estepa con recetas antiguas, y donde incluso tuvieron confiteros contratados para atender la demanda que les llegaba de Sevilla o Madrid.
Una receta única
Referencias históricas constatan la tradición milenaria de repostería artesanal que hubo en Estepa. Estas recetas se concretan durante el siglo XVI, aunque es en el año 1870 cuando se produce el nacimiento y comercialización del mantecado tal y como lo conocemos hoy en día.
En casi todos los hogares se producían las ‘tortas de manteca’, unos primitivos dulces elaborados a partir de manteca de cerdo, harina de trigo y el azúcar. Pero las de Micaela Ruiz Téllez gozaban de una gran reputación debido a su exquisito proceso de elaboración, ya que refinaba la harina, la tostaba y hacía más suave aquella primitiva elaboración. Aprovechando que su marido era transportista, inició la comercialización del Mantecado de Estepa.
Con objeto de mejorar su sabor y de que los productos no se resintieran durante posibles desplazamientos largos, Micaela introdujo modificaciones en la elaboración, entre ellas el secado exterior, dejando el producto prieto y seco por fuera, a la vez que tierno en su interior.
Las modificaciones introducidas dieron lugar un producto de gran prestigio y reputación en el gremio pastelero. Con el paso del tiempo se había popularizado el consumo de estos productos durante las fiestas de Navidad, siendo creciente el número de industrias que se dedicaban a la elaboración de Mantecados de Estepa.
El número creciente de productores provoca que la primera Autoridad Local llame a los productores al autocontrol. En este sentido, en 1927 el Ayuntamiento se reúne con los fabricantes para firmar una serie de acuerdos que garanticen la calidad y unidad del producto.
