Muchos viajeros descubren un país o ciudad a través de las sensaciones que experimentan con su paladar. La capital ecuatoriana, Quito cuenta con sabores propios, una interesante experiencia que acerca al turista la cultura e historia de esta ciudad milenaria.
Con su vasta herencia prehispánica, colonial, republicana y el toque contemporáneo que le dan los nuevos chefs, la Cocina Quiteña se ha ido moldeando con productos y técnicas tanto locales como de otras latitudes. Los sabores de Quito viven un nuevo tiempo en el que los chefs, cocineros, investigadores, la empresa privada y las instituciones públicas han puesto su mirada y esfuerzos en rescatar su historia y autenticidad para proponer una nueva oferta turística al mundo.
Esto ha dado lugar a una amplia variedad de sopas, postres y bebidas, entre las que destacan el locro, el canelazo y el dulce de higos con queso, que fueron seleccionados como los platos más representativos de la ciudad.
Locro
Este potaje, que en quichua es llamado rucru, fue común entre los incas y pueblos que cultivaban patatas. No se puede decir que sea una sopa y tampoco se define como un caldo con patatas, sino más bien como un guiso algo espeso.
Su origen es indudablemente prehispánico y preincaico, típico de varios pueblos andinos que basaban gran parte de su dieta en el maíz o los porotos y la patata. El corregidor de Quito, Salazar de Villasante, en su informe al Rey en 1564, describe al locro tal como lo comían los nativos de la Hoya de Guayllabamba: “un cocimiento de agua, papas, ají y hierbas de la tierra”. Los españoles añadieron refrito de cebollas, ajo, queso o leche.
Para obtener un buen locro, el ideal es conseguir papa locrera, de masa amarilla y cremosa.
Canelazo
Dos tipos de esta bebida son típicos en la región de los Andes: el preparado con agua, canela, azúcar y aguardiente de caña, y otro con los mismos ingredientes, pero con zumo de naranjilla. Aunque los orígenes de esta bebida son desconocidos, se ha consumido en los Andes desde hace mucho tiempo. En Ecuador, vendedores ambulantes la venden a menudo durante fiestas, pero también en las noches de todo el año ya que se sirve caliente y aísla el frio.
Según Friedrich Hassaurek, ministro de los Estados Unidos en tiempos de García Moreno, su origen pudo ser el agua de azúcar o agua gloriada.
Dulce de higos con queso
Los higos llegaron a Quito desde Asia Menor a través de los españoles. Los más populares se comen cocidos en miel de panela o raspadura. Se dice que para que brillen como ónix se debe añadir un poco de mantequilla en la cocción; además, la canela en rama les da un sabor delicioso.
En Ecuador los higos quedarían incompletos sin el acompañamiento de queso fresco, para disminuir el posible empalago. Este postre se sirve especialmente en Semana Santa y como dulce durante todo el año. Otra variación es el higo enconfitado con azúcar blanca, de orígenes muy antiguos, era elaborado en los monasterios de clausura.
Estas elaboraciones son protagonistas de las cartas de más de cuarenta restaurantes en Quito. La lista completa se encuentra pinchando en esta dirección. A su vez, varios establecimientos de la ciudad (Theatrum, Casa Gangotena y Plaza Grande) se han unido a las actuales tendencias internacionales y realizan showcookings en los que preparan diversos platos de la cocina quiteña y ecuatoriana frente a sus huéspedes y clientes.
