La FAO —la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura— abordará dentro de sus competencias las implicaciones que para la seguridad alimentaria y la agricultura mundial puedan derivarse de la agresión e invasión de Rusia contra Ucrania.
Así lo avanzaba ayer miércoles el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, tras su participación en la videocumbre que mantuvieron los ministros de Agricultura de Europa meridional —Grecia, Italia, Portugal y España— con representantes de la FAO para plantear los riesgos y soluciones ante el impacto de la invasión de Ucrania sobre los sistemas agroalimentarios del sur europeo y del mundo en su conjunto.
Los efectos de la invasión de Ucrania
Luis Planas hizo mención al reciente aumento de los precios de los alimentos a nivel mundial como uno de los efectos provocados por el conflicto bélico desatado por la invasión rusa de Ucrania que, según los datos del último Informe sobre el Índice de Precios de Alimentos de la propia FAO, alcanzaron otro máximo histórico en marzo con una subida del 12,6 % respecto al mes anterior.
“Son incrementos de precios que no solo tienen impacto en el comercio, sino también en la capacidad de los habitantes de muchas regiones del globo para acceder a alimentos básicos o a los insumos necesarios para generar su propio abastecimiento. Se trata, por tanto, de una consecuencia que afecta a la seguridad alimentaria y a la nutrición de todo el mundo, en particular de los países y poblaciones vulnerables”, explicaba el ministro, añadiendo que la Unión Europea debe garantizar precios asequibles de los alimentos a toda la ciudadanía comunitaria, ayudar a cubrir las necesidades alimentarias de Ucrania y también de países en vías de desarrollo, y evitar el desperdicio alimentario, un tema este último en el que recordó que España trabaja desde hace meses en la futura ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario.
En este sentido, Planas señaló la comunicación ‘Garantizar la seguridad alimentaria y reforzar la resiliencia de los sistemas alimentarios’, que aprobó la Comisión Europea, como un buen punto de partida para el trabajo en común ante los retos del presente y del futuro próximo. Los objetivos de seguridad alimentaria requieren un esfuerzo de la Unión Europea para que se mantenga la actividad del tejido productivo comunitario. “Resulta esencial disponer de instrumentos de flexibilidad para que los profesionales agrarios europeos puedan dar respuesta a la situación derivada de la guerra, así como prevenir impactos irreversibles en la actividad agrícola y ganadera”, apuntaba Planas, señalando como los cultivos más afectados a nivel global cereales, proteaginosas, oleaginosas…, pero también a otros como las frutas y hortalizas, que pueden empezar a generar dependencias de otros países.
Finalmente, el ministro español solicitaba a la FAO que genere, en colaboración con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un flujo de información transparente, oportuna y actualizada a través del Sistema de Información de Mercados Agrícolas (AMIS) sobre los niveles de existencias agroalimentarias por país y por regiones.
