La Tomatina, la gran fiesta que se celebra anualmente en la localidad valenciana de Buñol, en la que el último miércoles del mes de agosto se organiza una verdadera ‘batalla de tomates’ entre los miles de participantes procedentes de todo el mundo, figura en una relación de las diez fiestas gastronómicas más raras del mundo […]
La Tomatina, la gran fiesta que se celebra anualmente en la localidad valenciana de Buñol, en la que el último miércoles del mes de agosto se organiza una verdadera ‘batalla de tomates’ entre los miles de participantes procedentes de todo el mundo, figura en una relación de las diez fiestas gastronómicas más raras del mundo elaborada recientemente por la cadena estadounidense CNN.
Junto a la española Tomatina, CNN destaca entre la ‘rarezas gastronómicas’ internacionales otras como The Cheese Rolling, la carrera del queso rodante que todos los años se convoca el último lunes del mes de mayo en Cooper’s Hill, una colina de la localidad inglesa de Brockworth, en la que se lanza un queso de 4 kilos desde lo más alto de la colina y los participantes deben competir por ser el primero en atraparlo.
O el Waikiki Spam Jam, un festival que se celebra cada año en Hawai en el que más de 25.000 visitantes se entregan en cuerpo y alma a catar todo tipo de ‘delicatessen’ relacionadas con el spam, una carne enlatada tipo chopped de la que la compañía Hormel Foods vende en la isla más unidades por persona que en cualquier otro estado de Estados Unidos.
Siguiendo en EE.UU., en Virginia Occidental los habitantes disfrutan con una extravagante delicia local: una fiesta en la que todos los platos están elaborados con animales que han sido atropellados en la carretera. Por su parte, en Clinton, Montana, la pasada semana se celebró una fiesta, la Testy Festy, exclusivamente a base de criadillas de toro; y el próximo mes de septiembre los ‘foodies’ aventureros podrán probar escorpiones en el Bugfest de Carolina del Norte.
El 23 de agosto Barnesville, Minnesota, celebrará durante dos días el festival Potato Days, dedicado a la patata, pero en este caso sin disfrutar de sus bondades culinarias sino compitiendo en una piscina completamente cubierta de un espeso puré de patatas.
En algunos casos las celebraciones gastronómicas provienen de alguna anécdota histórica, como es el caso de la celebrada en Bessieres (Francia), donde cada año los pobladores elaboran una gigantesca tortilla durante la Pascua para alimentar a los pobres. La leyenda dice que esta tradición se inició cuando Napoleón y su ejército se detuvieron en ese pueblo para pasar ahí la noche y el emperador ordenó a los habitantes que reunieran todos los huevos disponibles e hicieran tortillas para toda la soldadesca.
Desde entonces, la celebración se ha expandido a las comunidades en las que se habla francés alrededor del mundo. Por ejemplo, en Abbeville (Los Ángeles), realizan una versión propia de esta costumbre, pero añadiéndole un exótico toque criollo.
Finalmente CNN destaca el Festival del Räbechilbi (nabo), en el pequeño pueblo sueco de Richterswill. Aunque la localidad tan solo tiene 12.000 habitantes, el festival atrae a más de 20.000 visitantes cada año.
La divertida historia de la Tomatina
Todo comenzó el último miércoles de agosto del año 1945, cuando unos jóvenes pasaban el rato en la Plaza del Pueblo para presenciar el desfile de gigantes y cabezudos y otros actos de la fiesta. Los chicos decidieron hacerse un hueco dentro de la comitiva de un desfile con músicos, gigantes y cabezudos. El ímpetu de los jóvenes hizo que cayera un participante que, preso de la ira, empezó a golpear todo lo que encontraba a su paso. Por un capricho del destino, allí había un puesto de verduras que fue pasto de la multitud enfurecida: la gente empezó a tirarse tomates de unos a otros hasta que las fuerzas del orden público pusieron fin a aquella batalla vegetal.
Según explica en el portal oficial de la Tomatina, al año siguiente los jóvenes repitieron el altercado de forma voluntaria y llevaron los tomates de su casa. Aunque la policía disolvió en sucesivos años la reciente tradición, los chicos, sin saber nada, habían hecho historia. La Tomatina fue prohibida a principios de los 50, cosa que no disuadió a sus participantes que llegaron a ser, incluso, detenidos. Pero el pueblo habló y la fiesta volvió a permitirse, uniéndose más participantes y tornándose cada vez más frenéticaLa fiesta fue, de nuevo, cancelada hasta 1957, cuando, en señal de protesta, se celebró el ‘entierro del tomate’: una manifestación en la que los vecinos portaron un ataúd con un gran tomate dentro. El desfile se acompañó con una banda de música que interpretaba marchas fúnebres y su éxito fue total. Finalmente se permitió la Tomatina y se instauró la fiesta de forma oficial.
La fiesta comenzó a ser popular en el resto de España gracias al reportaje de Javier Basilio, emitido en el programa de Televisión Española Informe semanal en 1983. Desde entonces, año a año crece el número de participantes y el entusiasmo por fiesta. El éxito rotundo llevó a que La Tomatina de Buñol fuera declarada en 2002 Fiesta de Interés Turístico Internacional por la Secretaría General de Turismo.
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