En los últimos años, el desperdicio de comida en los llamados países desarrollados se ha convertido en un hábito peligroso para el planeta: en el supermercado compramos más de lo que necesitamos, en casa dejamos que se estropeen las frutas y vegetales, en el restaurante pedimos más de lo que podemos comer…
Según la FAO —Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación— cada año, cerca de un tercio de los alimentos que producimos en el mundo se pierde o se desperdicia. En los países en vías de desarrollo, un cuarenta por ciento de las pérdidas ocurre en las etapas de poscosecha y procesamiento, y a esto se le denomina pérdidas de alimentos. En los países industrializados, el mismo porcentaje (40 %) de las pérdidas se produce a nivel del comercio minorista y del consumidor, al tirar alimentos que no son vendidos o que no son consumidos en el hogar, restaurantes o cafeterías y, en este caso, se le llama desperdicio de comida.
Todo esto nos confirma que hay mucho por hacer para mejorar nuestra relación con los alimentos y evitar la pérdida y el desperdicio de comida. Hemos adquirido hábitos que afectan al planeta y ejercen una presión adicional sobre los recursos naturales. Cuando desperdiciamos comida, desperdiciamos la mano de obra, el dinero y recursos valiosos —como semillas, agua, pienso, etc. — que se emplean en la producción de la comida, sin mencionar los recursos que se destinan a transportarla. En resumen, el desperdicio de alimentos aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuye al cambio climático.
Sin embargo, los hábitos se pueden cambiar con una serie de gestos y acciones cotidianas como, por ejemplo, guardando las sobras y reutilizándolas para otra comida o utilízalas en un plato diferente, preparando recetas como estos Buñuelos tontos, una receta de Fédor ofrecida por Yonodesperdicio, una iniciativa puesta en marcha en 2015 por la organización Enraíza Derechos dedicada a promover una alimentación justa y sostenible y el derecho de las mujeres.
Buñuelos tontos (receta sin desperdicio)
INGREDIENTES
- 250 g de miga de pan sobrante
- 3 huevos
- ½ litro – ¾ litro de leche entera
- Aceite de oliva para freír
- 75 g de azúcar
- ½ vaina de canela en rama
- Piel de limón/naranja
ELABORACIÓN
Mezclamos la miga de pan con los huevos batidos y la amasamos hasta que esté bien empapada y haya absorbido todo.
Ponemos el aceite a calentar y mientras, usando una cuchara sopera, vamos cogiendo porciones de esa masa y dándole forma de buñuelo ayudándonos de otra cuchara. Reservamos en un plato o fuente hasta que el aceite tenga la temperatura para freír.
Freímos los buñuelos sin poner muchos en la sartén para que no baje la temperatura del aceite, dándolos la vuelta para que hagan por toda la superficie y sacándolos sobre papel absorbente para eliminar el aceite sobrante.
Mientras ponemos a calentar la leche con el azúcar, la canela y la piel de naranja o limón. Cuando se haya disuelto el azúcar y perfumado con la canela y el cítrico añadimos los buñuelos fritos y dejamos que cojan sabor y se empapen de leche.
Servimos templados acompañándolos opcionalmente de miel, en cuyo caso rebajamos la cantidad de azúcar al prepararlos.





