La conocida defensa y promoción de una política de sostenibilidad, y el afán por conservar y potenciar su biodiversidad y su naturaleza en general han posicionado a Costa Rica como el líder mundial en turismo sostenible. Con ello han conseguido ser uno de los países más ‘verdes’ del planeta, tanto, que se han propuesto ser los primeros en alcanzar la neutralidad en emisiones de carbono.
Éste concepto de sostenibilidad que define al país es, sin duda, su mayor reclamo de cara a potenciar la industria turística, ya que el resultado es que los viajeros que optan por una estancia en Costa Rica disfrutan verdaderamente de sus recursos naturales, así como de la idiosincrasia de sus comunidades. En definitiva, de una experiencia sin ingredientes artificiales.
Y, aunque menos conocida para el turista, Costa Rica cuenta con una estupenda cocina tradicional y muy variada debido a la influencia de los diferentes pueblos que se han asentado en su territorio, y que ha sido conservada casi intacta.
En este sentido, y como forma de ampliar la oferta turística en su vertiente cultural, una serie de empresarios de la industria alimentaria se han puesto en marcha para revitalizarla rescatando las tradiciones culinarias, por una parte, y a partir de ahí llevarla a los estándares que hoy más gustan a los turistas gourmets.
Para ello han puesto el ojo en la experiencia peruana, que ha logrado posicionar su gastronomía como una de las mejores del mundo. Cada vez más habitualmente, la gastronomía incrementa las visitas turísticas, y para algunos países se convierte en uno de sus principales activos. Costa Rica empieza a apostar fuertemente por el desarrollo de este nicho como prioritario para completar su patrimonio cultural.
Restaurantes libres de huella de carbono
La gastronomía costarricense incorpora varios elementos básicos de la cocina latinoamericana —además de la española, la caribeña o incluso la china— y se diferencia por ser mucho más saludable con la inclusión de una gran variedad de frutas y verduras frescas y plantas silvestres que ofrecen un gran potencial diferenciador en la oferta. Otra vía importante es capacitar a dueños de restaurantes y chefs para recuperar y utilizar el legado de las culturas prehispánicas como la Bribri, Chorotega o Maleku entre otras.
Para no abandonar la esencia de Costa Rica, la Cámara Costarricense de Restaurantes y Afines (CACORE) propone la creación de una ruta de restaurantes libres de huella de carbono, haciendo de Costa Rica —junto con Chile—un país único en ofrecer esta característica, lo que supone un valor añadido diferenciador para su gastronomía, pero que queda englobado en la línea general que sigue este país conservacionista.
Producción ecológica, sostenible, sin huella de carbono, para una gastronomía que apuesta por la salud y la preservación de los recursos naturales como hilo conductor de su desarrollo. Esta es la apuesta de sus empresarios para el desarrollo de un nuevo nicho que pretende atraer, aún más si cabe, a aquellos turistas amantes de su planeta, sin perder la posibilidad de elegir una cocina tradicional ancestral y una cocina moderna basada en estos mismos productos y en estos mismos principios. Hay varios establecimientos que se esfuerzan en rescatar y promover una gastronomía saludable y sostenible.
