Toda la cadena de valor de la hostelería —establecimientos, fabricantes, industrias de alimentación y bebidas, distribuidores…— demanda al Gobierno la participación de manera activa en el plan de relanzamiento y reconversión del sector que prepara el Ejecutivo, además de una flexibilización en la vigencia de los ERTE una vez se reanude la actividad.
Así lo han solicitado conjuntamente Hostelería de España, la organización empresarial que representa a más de 270.000 restaurantes, bares, cafeterías y pubs del país, AECOC, asociación empresarial que integra a más de 30.000 fabricantes y distribuidores, y FIAB, la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas, que agrupa a 45 asociaciones sectoriales, a través de un escrito enviado al Departamento de Asuntos Económicos de Presidencia en el que explican que su incorporación a este plan de reapertura y activación de la hostelería es necesario “para que así se tengan en cuenta las particularidades de un sector con más de 300.000 establecimientos hosteleros, que genera más de 1,7 millones de puestos de trabajo, y que puede quedar seriamente afectado”.
En el mismo escrito solicitan, además, una flexibilización en la vigencia de los ERTES una vez que se reanuden las actividades de hostelería, distribución y cadena alimentaria, “teniendo en cuenta que la vuelta a la normalidad del sector no se producirá, previsiblemente, de forma inmediata”, por lo que piden al Gobierno que los ERTE permitan la reincorporación de los empleados de manera progresiva, de manera que los trabajadores puedan incorporarse escalonadamente según los niveles de actividad de cada empresa o establecimiento.
Plan de reactivación de la hostelería
Las tres entidades representantes de estos gremios, que integran a toda la cadena de valor de la hostelería y que en conjunto suponen algo más del 29 % del PIB y emplean a cerca de 7 millones de trabajadores, han recordado al Ejecutivo “la particular fragilidad y vulnerabilidad de estos sectores ante los ciclos y choques económicos, como los derivados de la actual situación de crisis provocada por el COVID-19”, unos negocios que, según un estudio de la consultora Bain & Company y la compañía de servicios profesionales Ernst & Ypoung (EY), podrían sufrir una pérdida de facturación de hasta el 40 % durante este año y afectar a unos 680.000 puestos de trabajo en los momentos más críticos del proceso con una pérdida estructural definitiva de 207.000 empleos.
Asimismo, las entidades subrayan que “sin medidas de apoyo para aumentar los niveles de liquidez, la necesidad de financiación de las compañías hosteleras para cubrir los gastos fijos operativos durante la crisis fluctuaría entre los 6.000 y los 16.000 millones de euros”, cifras que también se recogen en el citado estudio. Según los datos que maneja el sector de la hostelería, tras la salida de la crisis podría haber una caída de en torno a un 15 % del volumen de establecimientos, el cual actualmente se sitúa en más de 300.000 locales, y afirman que ya se puede hablar de 40.000 empresas con serias dificultades de supervivencia tras la crisis.
